¿Hola? ¿Cómo
pasaron la Navidad?
Yo aproveché
esta fiesta para seguir con mi maratón de lectura. En un día leí dos libros de
poesía y una novela corta, de la que quiero hablar en esta entrada:
Motel Malibú de Pablo Poveda,
un escritor español.
La novela trata sobre un hombre que se instala en un motel
de carretera, de esos que parecen salidos de un videojuego post apocalíptico.
¿Qué hace ahí?
Las habitaciones de los moteles de carretera son el corazón de uno mismo. Austeras, rígidas y frágiles. Podrían estar decoradas de pinturas al óleo y muebles de diseño, mesas de IKEA y ediciones cuidadas de libros sobre la mesilla. Podría haber un Macintosh portátil de gama alta en el escritorio y algunas camisas Ralph Lauren dentro del armario corredizo. Sin embargo, seguirían siendo austeras, rígidas y frágiles. Si la mirada es el espejo del alma, una habitación de motel es el rincón más oscuro del corazón.
Motel Malibú es una novela corta con
una escritura que me recordó a Kerouac, Houellebecq , sobre todo por la caracterización de los
personajes masculinos.
El protagonista, Martín, es periodista que se refugia en un motel
de carretera, esos destartalados y que la gente utiliza por varios motivos:
para amores fugaces, para refugiarse y no ser encontrado, porque se le arruinó
el auto. Difícilmente alguien pasaría las vacaciones allí. El mismo personaje
lo dice que el lugar no tiene ni piscina.
Martín,
sintiéndose miserable, buscando ahondar en su miseria, infeliz, incapaz de ser
feliz, alquila una habitación por unos días con la intención de escribir unas
memorias sobre su relación con Lluvia, su novia, con quien tuvo un romance
intenso, pero dramático.
A partir de
su estadía, piensa en su pasado, en los momentos que compartió con Lluvia y que
descubrió el deseo, un deseo que ronda siempre la violencia y la autoagresión.
Además, me parecía escuchar cierto tono de autojustificación ya que necesita
justificarse ante el lector de lo que él hace y es, y hasta lo que él piensa.
“A veces, creo que me gusta ser infeliz”. Él se aburre de las personas, de las
relaciones. Hasta creo que se aburre de su trabajo porque a pesar de ser
periodista, viajar y conocer lugares del mundo como Bérgamo, él está tan
concentrado en su miseria que parece que tampoco disfruta de descubrir nuevas
ciudades como si todos los humanos fueran iguales y todos los iguales fueran
más de lo mismo. No recuerdo si fue en un libro de Fromm pero alguien dijo que
el aburrimiento era un invento burgués. Quizás Martín lo tiene todo demasiado
fácil, pensé en tanto leía, y vivir ya no representa ningún desafío.
En el Motel
Malibú aparecerán otros personajes: un hombre que filma y que parece sordomudo,
un gurú de celebridades obsesionado con el color de las paredes, entre otros.
Cada uno con una obsesión diferente, un grupo de humanos variopintos y
marginales. Y otro de ellos es Penélope, una mujer atractiva por la cual Martín
decide extender su estadía unos días más. Luego, no puedo decir más por el
spoiler.
A diferencia de las máquinas, las personas no tienen arreglo.
El personaje
de Martín es el que más está desarrollado, un hombre que llena su vacío cotidiano
con alcohol, sexo y altas dosis de cigarrillo. Constantemente está dándose latigazos
a sí mismo, diciendo que no puede amar, que no es feliz, y demás, pero que en
el fondo parece que brilla algo distinto, una cierta dosis de malevolencia,
capaz de pegar una patada al gato o de ver en las personas solo su lado
horrible, como si lo horrible llamase a lo horrible. Entre otras cosas, se
presenta como: “Soy un bulímico emocional”.
Tiendo a emborracharme cuando mi única responsabilidad es convivir conmigo mismo. Jamás podría estar con alguien como yo.
Sobre la
ESCRITURA, es de lectura ágil, con frases bonitas que marqué, muy bien armadas,
aunque por momentos se torna repetitivo y los diálogos adquieren un poco de
pompa que no me sonaban reales, al igual que ciertas oraciones.
La novela
está narrada en primera persona, por lo general, y se intercalan fragmentos de su
pasado. Este último aspecto me gustó bastante como técnica para descubrir qué
pasó con su novia y por qué está en el Motel Malibú. Desde el comienzo uno
puede sentir una cierta dosis de misterio, aspecto que solo será revelado en
las últimas páginas.
Las memorias son cuerpos flotantes de personas sin vida que llegan arrastrados a la orilla en el interior de una botella.
TRAS LOS
PASOS DE MARTÍN (RETO)
El Motel
Malibú, cuando elegí la novela, creí que estaba en esa ciudad, pero está en
Madrid, según me parece haber entendido. También se mencionan algunos lugares
más como Riga y el aeropuerto de Bérgamo.
Una novela
para meterse en la vida de ciertos varones contemporáneos, que sienten que no pueden amar
y que solo resta el sexo, que observan la vida desde esa misma óptica de
desencanto, una vida grotesca donde los demás se vuelven como ellos, adictos a
algo, ya sea sexo, droga, violencia, relaciones cínicas, cigarrillos o alcohol.
Besos y buenas lecturas...
No termina de llamarme esta vez, pero gracias por la reseña y darme a conocer esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, besos y que tengas buenas lecturas!
EliminarHola gracias por la reseña pero lo dejare pasar el personaje principal Martín no me gusta, ese tipo de personajes que se comparecen a si mismo y constantemente se están autofragelando me desesperan, ya que me hacen recordar cosas malas que he vivido y que me han lastimado mucho pero he podido salir adelante y darle cada a la vida y no ahogarme en mi propia agonía como parece hacerlo estos personajes como si fueran el centro del universo. Saludos.
ResponderEliminarHola, son de esos personajes que uno ama u odia. Yo suelo amarlos y no me gustan los personajes perfectos. Pero cada uno tiene su gusto. Besos y buenas lecturas
Eliminar