NANORESUMEN
(ESCRIBIR)
Ya
pasaron más de 10 días de participación en el Nanowrimo2015. Llevo escrito casi 30.000 palabras. Ha
sido muy positivo y me ayudaron muchas cosas:
1.Planificación. Durante octubre planifiqué la novela escena
por escena, primero ampliando el tema general, luego armando una línea temporal
con los acontecimientos principales y luego armando el orden de la trama. Si
bien es una guía y ya el primer día, al escribir, la he cambiado, me ayuda a no
bloquearme y a saber qué tengo que escribir día a día. Además diagramé la trama
marcando los conflictos lo cual me permitió tener de una sola vista toda la
novela.
2.Investigación previa. A la par de la planificación
fui investigando sobre biogás, baterías, bunkers, totalitarismos, etc. Eso me
sirvió para ir enriqueciendo la trama y para disponer de los datos bien
apuntados y ya desarrollado, para no dudar a la hora de escribir con la mayor verosimilitud.
3.Descripción etnográfica. Casi como una
etnografía, armé en unas fichas separadas por temas cómo era la sociedad
ficticia del futuro: economía, ritos, organización, lugar, historia. Además,
dentro de cada una, por ejemplo, separé en: ritos funerarios, ritos de pasajes,
ritos de nacimiento, otros ritos. Ese material me ayuda también a no
bloquearme. Así fui creando nombres de zonas, nombres de ritos, de alimentos,
de tecnologías. Además agregué planos que dibujé a mano para orientarme dónde
estaba cada cosa. El plano de la colonia, el plano del espacio del
protagonista. Luego armé fichas para los personajes principales.
4.Escribir a diario. Es lo fundamental.
Escribir con ganas o sin ganas. Escribir como un rito. Me ayuda tomarlo como
una rutina placentera. Preparar café, prender un sahumerio, poner sonido de mar
de fondo o de lluvia, disponer de dos horas.
Aprovecho el fin de semana para escribir el doble, lo más que pueda, así
adelanto cuando los días en que llego del trabajo cansada y sin energía mi
productividad es casi nula.
5.Cuaderno anti-bloqueo. Es un cuaderno
donde escribo de manera automática cuando almuerzo, en la espera del colectivo,
mientras hago cola en el banco, en casa mientras se cocina el arroz. Allí
compilo textos de escritura libre y otras cosas de las que hablaré en un post
en estos días. Me ayuda a tomar cosas de allí cuando vengo con la energía
creativa en decadencia.
6.Compartir. Entrar al foro del Nano,
compartir con otros la experiencia, es motivador. Cuando uno lee cosas como:
“estaré escribiendo toda la tarde bla bla”, uno se motiva al no sentirse tan
solo. Motiva mucho unirse con otros escritores, compartir inseguridades y darse
ánimos. Uno se da cuenta que las dudas que tenés no son únicas, que los demás
también transitan las mismas incertidumbres. Creo que el Nanowrimo es esto más
que nada, un compromiso a escribir pero compartido. Sería genial poder armar un
grupo de escritura en mi ciudad para acompañarse y aprender juntos.
7.Fomentar la curiosidad de aprender. Es
lo que más me impulsa a escribir. Aprender, probar estilos distintos,
experimentar con el lenguaje. Jugar como
un niño. Jugar. Inventar palabras. Inventar una ciudad. Combinar palabras
disímiles. Permitirse jugar, romper las normas, sentirse libre, fomentar la
creatividad, aspecto fundamental para escribir.
8.Sentirse escritores. No quiero decir
que adopten pose de Bukowski y hagan cosas locas, pero sí saberse escritores y
actuar en consecuencia. Ser afirmativos: soy escritor, puedo escribir y tengo
talento, etc. No se trata tampoco de elevarse con un ego superinflado; se trata
de no dejarse minar la autoestima. Me he creado mis propias frases inspiradoras
como: escribo porque me hace feliz,
escribo porque es lo que deseo ofrecer al mundo. Pueden crear las suyas,
tenerlas a mano, repetirlas a diario. ¿Por qué escribo? ¿Qué me otorga la
escritura? ¿Qué otorgo a la escritura?
También
se puede investigar sobre la vida de escritores, recopilar esas frases que nos
impulsan a escribir, saber que para los demás no ha sido fácil tampoco y que
incluso, algunos han invertido diez años en escribir una novela, como es el
caso Ánima, novela que justo terminé hace unos días.
Cierro
con tres textos, el primero es de George
Orwell, el segundo de Enrique Vila-Matas
y el tercero es un fragmento de un poema de Enrique Lihn.
Todos los escritores son vanidosos, egoístas y
perezosos, y en el mismo fondo de sus motivos hay un misterio. Escribir un
libro es una lucha horrible y agotadora, como una larga y penosa enfermedad.
Nunca debería uno emprender esa tarea si no le impulsara algún demonio al que
no se puede resistir y comprender. Por lo que uno sabe, ese demonio es
sencillamente el mismo instinto que hace a un bebé lloriquear para llamar la
atención. Y, sin embargo, es también cierto que nada legible puede escribir uno
si no lucha constantemente por borrar la propia personalidad. La buena prosa es
como un cristal de ventana. No puedo decir con certeza cuál de mis motivos es
el más fuerte, pero sé cuáles de ellos merecen ser seguidos. Y volviendo la
vista a lo que llevo escrito hasta ahora, veo que cuando me ha faltado un
propósito político es invariablemente cuando he escrito libros sin vida y me he
visto traicionado al escribir trozos llenos de fuegos artificiales, frases sin
sentido, adjetivos decorativos y, en general, tonterías.
Plantearse escribir es adentrarse
en un espacio peligroso, porque se entra en un oscuro túnel sin final, porque
jamás se llega a la satisfacción plena, nunca se llega a escribir la obra
perfecta o genial, y eso produce la más grande de las desazones. Antes se
aprende a morir que a escribir. Y es que (como dice Justo Navarro) ser
escritor, cuando ya se sabe escribir, es convertirse en un extraño, en un
extranjero: tienes que empezar a traducirte a ti mismo. Escribir es hacerse
pasar por otro, escribir es dejar de ser escritor o de querer parecerte a
Mastroianni para simplemente escribir, escribir lo
que escribirías si escribieras. Es algo terrible pero que recomiendo a todo el
mundo, porque escribir es corregir la vida -aunque sólo corrijamos una sola
coma al día-, es lo único que nos protege de las heridas insensatas y golpes
absurdos que nos da la horrenda vida auténtica (debido a su carácter de
horrenda, el tributo que debemos pagar para escribir y renunciar a parte de la
vida auténtica no es pues tan duro como podría pensarse) o bien, como decía
Italo Svevo, es lo mejor que podemos hacer en esta vida y, precisamente por ser
lo mejor, deberíamos desear que lo hiciera todo el mundo.
Porque escribí no estuve en
casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor
a Dios
ni acepté que los hombres
fueran dioses
ni me hice desear como
escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las
manos
ni fueron vírgenes mis mejores
amigas
ni tuve como amigo a un
fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.
Pero escribí y me muero por mi
cuenta,
porque escribí porque escribí
estoy vivo
Buena
lectura y escritura!
Keren
Verna