AQUELLO QUE SUEÑAN LOS PERSONAJES
Qué horrible lo que se me acaba de ocurrir:
estoy esperando al príncipe azul.
Título: Pubis angelicalAutor: Manuel PuigAño: 2013Editorial: Seix BarralISBN: 9788432214912Páginas: 288
Género: novela
RESEÑA EDITORIAL
La obra de Puig es una de las más originales de los
últimos años del siglo XX, Mario Vargas Llosa. Pubis angelical narra una única
historia desdoblada en dos planos paralelos correspondientes a dos zonas de la
mente de la protagonista. En el terreno de los hechos reales, se nos muestra a
una mujer enferma en una clínica, que ilumina, a través de su vida amorosa, no
pocas claves de la vida argentina de los últimos decenios.
Por entre el encaje
del cortinado se infiltraban rayos de luna, de ellos se embebía el satén de la
almohada. La mano de la nueva esposa, junto a los cabellos negros, ofrecía la
palma indefensa. Su sueño parecía sereno.
ESTA OBRA ES IDEAL PARA ANALIZAR
-Cuestiones de género
-Roles de la mujer y del varón
-El rol de la fantasía
-El período de la dictadura argentina y los sistemas
políticos totalitarios
-Escritura de estilo pastiche
Llegué a este libro buscando información sobre novelas que tratan historias en varios
planos, distintos puntos de vista y registros discursivos. La sinopsis te
explicita que la obra está narrada en dos planos "paralelos
correspondientes a dos zonas de la mente de la protagonista".
Como
anécdota, cuento que fue llevada al cine en 1982 por Raúl de La Torre y protagonizada por
Graciela Borges y cuenta además con las actuaciones de China Zorrilla y Pepe
Soriano.
Las
primeras páginas me costaron concentrarme. Uno de los registros me pareció
demasiado recargado y no terminaba de engancharme con la historia. Hacia la
mitad del libro, estaba totalmente dentro de la voz de la protagonista y las
últimas páginas las leí de un tirón porque me había atrapado.
La primera edición
data de 1979,
por lo tanto el autor toma como contexto histórico central su época y los conflictos
vigentes como la dictadura argentina. La novela trata sobre la vida de una
mujer argentina, Ana, quien vive en México en plena dictadura militar pero que
se encuentra internada en una clínica a raíz de una enfermedad. El tiempo de la
protagonista está centrado en el año 1975. Por otro lado, existe una narrativa
de otras mujeres de otros tiempos: Ama o la Bella es una actriz de 1930 y W218, conscripto
del futuro en la época glacial, posterior a nuestra época interglaciar. La
novela está narrada en primera persona desde la óptica de Ana y de diálogos que
nos llevan al tiempo presente pero los otros niveles están en tercera persona y
transcurren en el pasado y en el futuro si tomamos como presente el año 1975. El
punto en común de estos planos es el planteo sobre los roles femeninos en una
sociedad dominada y construida por lo masculino. El tema de la política y de la
situación social del contexto de la dictadura argentina del setenta también es
un espacio masculino, desdoblado en otra sociedad futura con formas de
dominación totalitarias. La guerra y las estrategias de dominación y lucha son planteadas como
espacios de los varones. En contraposición aparece el “ejército del amor” en el
rol de la mujer prostituida, sanadora, dadora de vida pero también la mujer
frívola.
El mundo está hecho a imagen y semejanza de ellos. Todo tan
deshumanizado, tan feo, tan áspero.
Pero tampoco el mundo que imagina
Ana bajo el gobierno de la mujer es un mundo más feliz. Su mirada resume una
crítica al rol femenino.
Yo no me imagino un mundo gobernado por mujeres. Porque lo que
tenemos nosotras en la cabeza es vestidos, y cortinas y manteles, y botas de
Dior, y carteras de Gucci, y pañuelos de Hermès y relojes de Cartier, y bolsos
de Vuitton, y tapados de leopardo y de ocelote y de potrillo y de visón y de
chinchilla y de martas, y pulseras de platino y collares de esmeraldas y aros
de cualquier cosa que sea carísima, y perfumes franceses, y alfombras persas y
jarrones chinos y por favor me muero si me falta un biombo lacado también
chino, y muebles antiguos coloniales si es una casa de campo. ¿Qué más tenemos
en la cabeza las mujeres?
A medida que leía no me adentraba
en dos planos sino en muchos ya que los personajes de ese plano alternativo al
de Ana a su vez piensan en personajes. Los planos pueden pensarse como el
reflejo de un espejo que refleja otro espejo y otro espejo, el sueño de un
soñador que sueña en otro soñador y éste, a su vez, en otro. Estos planos obran
como cúmulos de fantasías sobre el núcleo doloroso de la realidad. El discurso
escrito de Ana en su diario también puede ser pensando como otro plano más. La
voz de Ana es una voz irónica, por momentos; por otros, enojada, pero siempre con
un alto grado de reflexión a pesar que ella se menosprecia, se siente inferior.
Su voz no es uniforme, ella va y viene de un rol a otro, del deseo de moverse,
de liberarse hasta el conformismo de la sumisión.
Escribo para no pensar que me puedo morir.
La imagen resultante de toda esta
diversidad de planos es la de varias capas unidas en distintos puntos: el
sufrimiento de la mujer, el cuerpo de la mujer como espacio de goce masculino y
reconstruido por éste para amoldarlo a su ideario, la moral múltiple, la
sexualidad femenina. Las mujeres de los planos comparten además el engaño, en
posicionarse ante este engaño desde la confrontación y la reflexión de su rol y
de su destino como mujeres. Todas desean ser amadas, buscan al hombre ideal. En
esta búsqueda también puede encontrarse un modelo construido desde lo masculino.
Cuando se construye un polo de una dualidad (lo femenino) también implica la
construcción de su contraparte (lo masculino). Un varón debe ser fuerte,
proveedor, buen amante, desplegar energía viril, no llorar. En algunos pasajes
aparece un hombre que llora o que tiene rasgos femeninos en contraposición con
el modelo ideal de hombre. El poder que emana el hombre desde su posición
social, de su estatus, del dinero y la fama, los contactos, un estilo de vida
de elite, produce un magnetismo en la protagonista. Ella es atraída por los
regalos que ellos ofrecen, por la seguridad económica que brinda resaltando el
papel de hombre proveedor. También hay sufrimiento en el varón que es impulsado
a meterse dentro de un ideal de deber ser.
La mirada que Ana tiene de la
realidad es una especie de tragicomedia donde cada uno se inventa como
personaje, arma una ficción acorde a sus objetivos, a sus posibilidades. Hay
quienes se creen esa ficción y hay quienes, no.
También puede resultar que en el mundo cada uno es una nada que tiene
que elegirse algún personaje que le guste. Para entretenerse en algo, llenar
las horas, o el vacío que tiene adentro, qué sé yo. Y ahí estará la viveza de
cada uno, de saber lo que quiere.
La fantasía opera como un espacio de reflexión de la realidad, donde los personajes son
empujados a vivir situaciones límites que permite que las paradojas y los
supuestos que operan detrás del sistema adquieran visibilidad. Los planos
pueden leerse como vidas paralelas que refuerza la situación de la protagonista
ayudándola a reflexionar sobre su enfermedad, su vida amorosa y su pasado, ante
la lucidez de la vida en peligro ante la posibilidad de la muerte. Y uno vive
como si no fuese a morir pero son esas en situaciones cuando nos planteamos el
objetivo de vida, qué queremos lograr con nuestra existencia, qué nos hemos
dejado atrás, y permiten la indagación filosófica.
¿Qué parte de mí le habla a qué otra parte?
Con alguien estoy tratando de establecer un contacto. ¿Con mi
anterior encarnación?
Cuando leía me preguntaba qué
otra interpretación le habría dado si en la sinopsis no me contaran sobre el el
recurso de desdoblar la historia en un personaje principal y un personaje de la
mente de la protagonista. ¿Podría haberlo entendido como vidas paralelas que se
cruzan en su manera de superar el dominio y la sumisión? ¿Podría haberlo
entendido como dos planos, uno real y el otro desdoblado, producto de la
imaginación de la protagonista? Sentí que al explicitar la intensión del autor,
me orientaron a leer de una sola manera, achantando las posibilidades que
podría ofrecer una obra compleja y rica.
Volviendo al rol de la mujer en
la obra, el autor ofrece varios estereotipos como la mujer adorno, la mujer madre
y dadora, la mujer frívola, la mujer construida por el hombre en este juego de
liviandad y banalidad. El cuerpo de la mujer es pensando como espacio donde el
varón demuestra su estatus y su poderío. Mujer muñeca y mujer vidriera,
pantalla en la cual se refleja el juego del poder.
Pero la verdad es que la mujer cuanto más pasiva mejor, más elegante,
¿o no?
Y si de algo estoy segura es que con mujeres no me interesa hablar,
¿acaso se le habla a un florero?
Una mujer que no pierde la cabeza por un modelo de alta costura, no
es una mujer.
El amor es presentado como un
espacio femenino. El espacio del hombre es el sexo.
Son las mujeres las que se pasan viendo telenovelas y películas de amor,
no los hombres.
Bueno, pero ellos también son espectadores ¿no? de pinches partidos
de fútbol y peleas de box. Qué asco el mundo de los hombres, gustarles esas
peleas en que dos energúmenos terminan con la cara ensangrentada. Qué asco los
hombres.
Qué lindo que es ser mujer, cuántas alternativas agradables se nos
presentan, o doblegarse para un lado o doblegarse para el otro.
Solamente un hombre puede ser capaz de una brutalidad así.
Las ambivalencias y las tensiones
entre dos planos duales transitan toda la obra: varón-mujer, realidad-fantasía,
sumisión-dominación, lucidez-mentira, sexo-amor, vida-muerte. No son dualidades
superadoras al estilo oriental, son espacios que se construyen y se sostienen
desde la confrontación, es un modelo de lucha, de oposición. No hay espacio en
el medio de transición pacífica. En el medio está el choque, la destrucción de
aquellos que no encajan en ninguno de los dos polos o de quienes quieren
escapar de los moldes.
Ellos ganan porque les viene la furia asesina mucho más fácil que a
una.
Estas dualidades se corporizan de
manera que, mientras leía, pensé que yo
como lectora soy otro nivel, la capa de otra capa, un personaje que también
puede reflexionar sobre su vida anudando otro plano más a todas esas fantasías donde
uno, hasta en la realidad, se piensa como un personaje. Si lo planteamos así,
los planos son infinitos y como dice la protagonista, “lo infinito no puede ser
simple”.
Keren Verna