¿Qué parte de mí le habla a qué otra parte?
No siempre los ángeles son hermosos, a veces asustan.
Jardín de Invierno, hierro y cristal, hierro pintado de
negro brillante, cristal sombreado por el verde de las plantas. Armazón de
hierro, fuerza de macho. Cobertura de cristal, ¿sometimiento de hembra?
Sentía los párpados pesados, volvería a dormitar, pero apenas minutos, porque si no era uno era el otro que recomenzaba con viajes del uno por el cuerpo del otro, excursiones nocturnas, territorio liso y blanco, el Ama by night, cacería de alondras, y al rato la caza mayor, rugían en la oscuridad las fieras hambrientas, durante el peligroso safari a las selvas del cuerpo del macho, que en este momento se veían de golpe iluminadas por un rayo insolente y redondo de sol, procedente del ojo de buey.
Si a una mujer no la domina un hombre la dominan sus
caprichos ¿no prefieres que te domine yo?
Si tú me puedes amar a pesar de saber que soy un
monstruo, ya eso... acaba con todos mis temores...
Las cosas agradables se me borran de la memoria.
Y si de algo estoy segura es que con mujeres no me
interesa hablar, ¿acaso se le habla a un florero?
¿Qué felicidad me ha procurado tanta desconfianza para
con los hombres?».
Qué horrible lo que se me acaba de ocurrir: estoy
esperando al príncipe azul.
Qué lindo que es ser mujer, cuántas alternativas
agradables se nos presentan, o doblegarse para un lado o doblegarse para el
otro.
También puede resultar que en el mundo cada uno es una
nada que tiene que elegirse algún personaje que le guste. Para entretenerse en
algo, llenar las horas, o el vacío que tiene adentro, qué sé yo. Y ahí estará
la viveza de cada uno, de saber lo que quiere.
Yo soy la tonta que no encuentra su personaje.
Los que representan la comedia ya les pasé lista, y son
los que están encantados de la vida.
Solamente un hombre puede ser capaz de una brutalidad
así.
A veces no hay cosa mejor que un buen susto.
El mundo está hecho a imagen y semejanza de ellos. Todo
tan deshumanizado, tan feo, tan áspero.
Y ése es el bello mundo interior de los hombres. Su
paisaje interior, el paisaje dulce de sus almas. Y la verdad es que se parece
mucho al mundo real, lleno de guerras y violencias de todo tipo.
Me das pena... mi pobre hembrita... me recuerdas esa pobre muñeca que mis hijas arrojan constantemente al suelo, la muñeca de trapo, la más sucia, la que nunca se rompe y por eso maltratan, y cuando no la encuentran me piden que la busque, detrás de algún mueble donde ellas no alcanzan, mis pobrecitas hijas, ellas también hembritas, mis pobres almas,
Si algo he aprendido de toda esta historia es que en
primer término está mi dignidad. Mi dignidad... aunque no sepa muy bien lo que
esa palabra significa.
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