Bodas de Sangre
Federico García Lorca
2007
Editorial Cátedra
El tema de esta obra surgió a raíz de una noticia aparecida en prensa: dos amantes se fugan en la víspera de la boda de la mujer con otro hombre. García Lorca convierte la realidad en poesía. En su obra hay ansias de libertad, andalucismo, simbolismo y muerte, pero por encima de todo, poesía dramática." Bodas de sangre" es, pues, una obra teatral donde las desgarradas pasiones de sus protagonistas se desatan ante la atenta mirada de la luna, personificación hermosa y terrible de la muerte.
MI LECTURA
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Ayer terminé de leer Bodas de sangre de Federico García Lorca
como parte de la propuesta de Lecturas
españolas conjuntas.
La
obra teatral fue estrenada en 1933
en Madrid con mucho éxito y en 1938 fue llevada al cine.
Desconocía
que se había basado en un suceso real.
Parece que el suceso ocurrió en 1928, en Almería y una escritora, incluso,
habría basado su novela también en esta boda trágica, Puñal de claveles.
Como
es un clásico del cual se ha dicho tanto, me
focalizaré en las sensaciones mientras leía.
Me chocó un poco el lenguaje artificioso
de la obra leída en la actualidad. Me costaba imaginarme, como hago cuando leo
teatro, la escena y los actores declamando de esa manera. No me sucedió con
otras obras de la época. De tal manera más que drama me parecía estar leyendo
un melodrama.
Es
interesante la forma de exponer los
mandatos sociales en cuanto al rol de la mujer, pero también el del varón,
articulados en una dualidad que atraviesa toda la obra.
Sobre
la mujer, se rescata como positivo: la pureza, el encierro en el hogar, las
caderas “anchas” muestra de fertilidad, la maternidad, la docilidad, la
sumisión, el perdón y la flexibilidad para dejarse amoldar por el varón.
Sí, pero que
haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
Me mató la parte donde la madre aconseja
lo siguiente al novio:
Con tu mujer procura
estar cariñoso, y si la notas infatuada o arisca, hazle una caricia que le
produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave.
Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el
que mandas. Así aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la
que te enseñe estas fortalezas.
Sobre
el varón se rescata el coraje, la potencia viril, la violencia, el
apasionamiento, el uso de armas, la venganza, el trabajo y el hogar como eje productivo.
¡Los varones
son del viento! Tienen por fuerza que manejar armas. Las niñas no salen jamás a
la calle.
Mi hijo la
cubrirá bien. Es de buena simiente. Su padre pudo haber tenido conmigo muchos
hijos.
Otro
punto en la obra es el valor de los hijos como herencia y como signo de
prosperidad familiar.
Yo quiero que
tengan muchos. Esta tierra necesita brazos que no sean pagados. Hay que
sostener una batalla con las malas hierbas, con los cardos, con los pedruscos
que salen no se sabe dónde. Y estos brazos tienen que ser de los dueños, que
castiguen y que dominen, que hagan brotar las simientes. Se necesitan muchos
hijos.
Estas dualidades se refuerzan cada una
en un polo determinado. La escena final
resume la ruptura de estos polos, el hecho considerado “anormal”, que rompe
con lo establecido.
Estos
roles se marcan con las formas de nombrar a los personajes: “madre”, “padre”, “novio”,
“novia”, “criada”. Son estereotipos presentes en toda boda.
Pensaba en las bodas de hoy día, en ese momento donde aparece el novio y sus
deseos, lo que esperan los padres de la novia, el vestido blanco leído como
símbolo de pureza.
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Otros de los polos presentes son la bondad
y la maldad, resumidos en el antagonismo de las familias Leonardo y Félix,
así como en la mujer “buena” y la mujer “mala”, de la misma manera con los
varones.
Yo sé que la
muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus
faldas
Qué te digo
de la mía. Hace las migas a las tres, cuando el lucero. No habla nunca; suave
como la lana, borda toda clase de bordados y puede cortar una maroma con los
dientes.
En
algunos pasajes el autor incorpora poesía,
para mi gusto, reforzó el dramatismo y
la tensión, además retoma ciertos elementos simbólicos como el puñal, la
noche, la muerte.
La luna deja
un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor
de sangre.
Uno de los temas que rescaté, además de
la cuestión amorosa, es la fragilidad
humana. Aún escucho esta idea en los casos de asesinatos contemporáneos. Esta
frase de la obra me pareció central:
¿Y es justo y
puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con
un hombre (…)?
CONCLUSIÓN
Es una obra interesante para visualizar
los mandatos de género, la construcción de la identidad de la mujer y el peso
de los modelos sociales en las elecciones individuales.