Creo que la ciencia
ficción es mi género.
Últimamente son los libros que más
disfruto y más me llevan pensar sobre la situación actual de la humanidad y
el estado del mundo.
Antes que nada quiero aclara que me será difícil hacer una
reseña sin spoiler porque hay tantos
aspectos para analizar que he llenado varias páginas de mi cuaderno de
lecturas. No obstante, me mantendré firme y borraré lo que pueda arruinar una
posible lectura.
El fin de la infancia de Arthur C. Clarke
era de uno de esos libros pendientes. La semana pasada lo vi en una
librería y recordé que lo tenía que leer, así que, ni bien llegué a casa, me
puse a leerlo. Me atrapó desde el inicio
cuando URSS y EEUU disputan por quién llega primero a la
Luna. Y ni bien están en esa carrera desesperada por pasar
a la historia y dominar el mundo llegan unas naves alienígenas que
dejan a las naves humanas como “canoas prehistóricas”. Uno esperaría guerras de
láseres y fulminaciones varias. No es así. La
especie es pacífica. Creo que este asunto produjo un azoramiento tal que a
la gente se le cayó la mandíbula. Sobre todo porque nos hemos nutrido de
historias de razas terribles de odio infinito que aman la guerra. No, no estoy
hablando de los seres humanos. ¿O sí?
Durante unos instantes permaneció inmóvil, sentado ante su escritorio, preguntándose qué podía haber alterado la rígida disciplina del campamento. Luego se incorporó y se acercó a la ventana. Y por primera vez en su vida supo lo que era la desesperación.
El comienzo es
fantástico y la curiosidad por saber quiénes son estos superseñores, como los
humanos lo llaman, te jala página a página. Sobre todo porque gracias a ellos se terminan las
guerras, el hambre, la pobreza. El ser humano goza de una era dorada de
comodidades y de paz. Es decir, el comienzo de una utopía. Pero como se puede leer en la misma novela:
Tras la aparición de esta nueva especie se
forma un Estado Mundial diluyendo
las antiguas separaciones de estados (países).
¿Qué queda cuando se
borran las diferencias y los desafíos en pos de una cara unánime para la Humanidad ? Es interesante el planteo y
pensaba que la cultura y los avances tecnológicos han surgido de necesidades o
de problemas. La necesidad de expandirse y de viajar de manera rápida originó
aviones y trenes, motores más potentes, el desarrollo de energías alternativas.
El conocer qué existe más allá de nuestra frontera planetaria y el miedo a que
nuestro planeta se destruya, llevó al ser humano a inventar las naves espaciales.
Y el deseo de comprender, de superar el sufrimiento y de trascender, llevó a la
creación de obras de arte que posibilitan una existencia más allá de los
límites de la imposibilidad a través de la imaginación. Pero, si el mundo es
utópico, sin sufrimiento, sin desafíos; si nos han resuelto todos los
problemas, ¿qué resta de la humanidad? Un estancamiento, una especie de
hedonismo radical donde las personas se dedican a “disfrutar” de aquello que se
le ofrece. ¿Y el aburrimiento? ¿Y esa sensación de que nada te llena el vacío?
Creo que es uno de los sentimientos más humanos.
Y al no estar sometidos los humanos a una situación límite
como el horror, la enfermedad, no se generan nuevos pensamientos, reflexiones.
Es el ocaso de la filosofía que se torna un pensamiento caduco. ¿Qué sucede con
las nuevas generaciones? ¿Cómo van a saber lo que era el dolor si no lo han
visto?
Creo que las utopías
nos resultan tan aterradoras como los apocalipsis distópicos.
Lo que me ha gustado es el planteo de esta destrucción sin
necesidad de bombas ni desastres. Tan solo basta con un nuevo sistema de
dominio político, si se puede llamar así, o de gobierno, para producir un
cambio en la humanidad como especie. Yo que amo los Apocalipsis y las
explosiones, esas novelas que tiemblan de tanto fuego, confieso que el horror
de la felicidad absoluta me desarmó peor que la lectura de un acontecimiento
bélico. Será que también detesto el paternalismo
que está tan presente en la novela en la figura de los superseñores. Vamos que
si nos destrozan la humanidad que sea a puro petardos y estruendos.
Algunos aspectos me parecieron un poco ingenuos en la
novela, como cuando expresa que “cuando a nadie le falta nada no hay motivos
para robar”. Creo que dejan de robar, no tanto por la riqueza sino porque son
controlados de manera constante. Los superseñores se transforman en El Gran
Hermano de Orwell. En definitiva, ¿no es el miedo?
La novela fue publicada en 1953. Es un ejemplo de cómo una
historia corta se puede desarrollar hasta una novela, ya que comenzó como
cuento bajo el nombre de “Ángel guardián”. La verdad que me gusta mucho más “El
fin de la infancia” ya que el tema de ángel proviene del sistema religioso
católico que si bien no está mal pensando, me parece que no ofrece más interpretación.
Para el autor, según el mismo ha dicho, es una de sus novelas favoritas. También
fue la primera novela conocida de Clarke que forma parte de su primer período
de escritura orientado por el utopismo y el humanismo. Él no solo fue escritor
también un científico lo cual le permitió conjugar sus dos áreas de
conocimiento. Estudió matemática y física recibiéndose con honores.
Tras la historia se puede leer una crítica a nuestro
sistema social capitalista. Además es una reflexión de aquello que nos hace
humanos, del rol del arte, la ciencia y la religión. Plantea dos esferas de
pensamiento: el científico y el religioso o mágico. Y el ser humano que va de
uno a otro en búsqueda de la certidumbre de la verdad (una ilusión) y de
conocer el destino.
Sobre el estilo de la
novela, está narrada en tercera persona y salta, en un párrafo a otro, tras
un blanco activo, de un personaje a otro, existiendo ciertas partes donde un
personaje pasa a ser tratado como protagonista.
El evento de la aparición de los extraterrestres sucede
enseguida, ni bien comienza, por lo tanto, engancha desde las primeras páginas.
Está narrada de manera que se mantiene distancia, sin caer
en lacrimógenos. Algo así como si fuésemos espectadores lejanos de los sucesos.
Es la expectación por descubrir la verdad la que nos llevará hasta el final. No
hay momento, según mi experiencia de lectura, donde sentí que me aburriera o
sintiera que decaía la tensión.
Para finalizar, recomiendo ver la miniserie de Syfy estrenada
en el año 2015. Es bastante fiel a la novela. Además, no estoy segura, pero me
suena la idea de unos aliens que no se muestran en la serie Colony, aunque sin el trasfondo utópico.
CONCLUSIÓN
El fin de la infancia de Clarke es una
novela para pensar el destino de la humanidad, nuestro presente y aquello que
nos hace humanos.
A pesar de haber sido publicada hace casi setenta años nos
permite reflexionar sobre el actual pensamiento ultrapositivo que intenta
disparar, eso sí, de manera individual, con un cohete rosa hacia la felicidad
absoluta entendida como estado de jolgorio donde nuestros sueños se cumplen tal
cual los hemos pensando. Pero ¿qué sucedería si un día fuésemos completamente
felices?
Besos, desde la órbita de un planeta demasiado rosa para
mi gusto