sábado, diciembre 08, 2018

Idéntico al ser humano. Kobo Abe (Mi lectura)


HOLA, MARCIANO.  ¿QUÉ TAL TE CAEN LOS HUMANOS?

Portada: Idéntico al ser humano. Kobo Abe

Ante de leer a Murakami desconocía a Kobo Abe, seudónimo de Kimifusa Abe. Kobo nació en Tokio en 1924. Dicen, cuando mencionan el estilo de Kobo, que tiene un aire a Kafka, a Camus y a Beckett, nada menos.
Elegí, para comenzar con este autor, Idéntico al ser humano porque me llamó la atención la sinopsis sobre un marciano irreconocible entre los seres humanos. La verdad que uno esperaría, al menos, una piel verde y algunas antenas.
Idéntico al ser humano fue publicada en el año 1967. Su escritura me resultó interesante y ágil, a pesar de la atmósfera sofocante y la confusión entre la realidad y la fabulación que te lleva todo el tiempo a estar atento en cada palabra.
 La portada no me gustó.  Me da la sensación que le falta algo. 



Idéntico al ser humano. Kobo Abe (Mi lectura)


La novela trata de un guionista de radio que fue contratado para escribir un guión y producir una sátira social. Al final, el programa se llamó “Hola, marciano”. Este marciano es, para él, una Mr. Gulliver moderno, y lo utiliza para que éste hable de las costumbres de los humanos, una forma de realizar una crítica en un ejercicio de extrañamiento antropológico, con una toma de distancia que permite que aquello que es obvio se nos presente como extraño. Así el marciano podría asombrarse por la costumbre humana de provocar estruendos con cohetes en una fiesta en la cual se celebra (Navidad cristiana y profana) el nacimiento del hijo de Dios, que los mismos humanos mataron para enviarlo de nuevo al más allá, con su padre. Suena raro dicho así, ¿no?
En la novela, el envío de un cohete a Marte pone en una situación incómoda al programa. Si no encuentran nada, no tiene sentido hablar de un marciano.
En tanto el guionista se debate qué hacer para resolver el problema, se le presenta un hombre que dice ser un marciano, pero que es idéntico a los humanos, por eso no lo puede probar. Y solo pide que le crea.
A partir de un extenso diálogo, que cubre casi toda la obra, el autor nos hará dudar de forma permanente: el hombre es un marciano con un síndrome terrestre que lo lleva a creerse humano o es un humano con un problema mental.

Imagínese que le llegaran a pedir una evidencia física de que usted es un «ser humano» auténtico, seguro que se molestaría o se reiría sin hacerles caso.


Durante el diálogo se suceden una serie de argumentos y contra argumentos muy entretenidos que introducen giros interesantes. Y mediante estos diálogos se construyen los personajes. Este detalle me pareció muy bueno porque no requiere de demasiadas descripciones extra.
Como resultado, el autor apela a quebrar la realidad mostrándonos que, tan solo con unas palabras, podemos dudar de nuestros sistemas de creencias. A veces, el protagonista sospecha que el marciano es un vendedor por la destreza verbal.
Lo interesante de la obra es que nos posicionamos con el protagonista y vamos dudando a medida que él también duda. El marciano también nos habla a nosotros.


ME RECORDÓ A...
A medida que leía, se me aparecían imágenes de la película, que recomiendo mucho, Hombre mirando al Sudeste de Eliseo Subiela (está para verla en youtube). La película es posterior a la primera edición de la novela de Kobo, es del año 1987. En esta película el paciente de un hospital dice al psiquiatra que es un hombre venido de otro planeta. Durante las sesiones, el doctor pasa de creer que el paciente posee una patología hasta pensar que puede ser cierto que el hombre sea un alien. Va y viene entre creer y no creer.  El médico le dice, en una charla en un café: “Si usted no es un chiflado, yo tendría que admitir que usted es un extraterrestre. ¿Sabe lo que eso significaría?, que el chiflado soy yo”.  Y él paciente, Rantes, le contesta: “La naturaleza solo permite un desarrollo muy lento. Favorece más fácilmente un cambio de especie que un cambio de conciencia. Yo soy más racional que ustedes. (...) Si alguien sufre, lo consuelo; alguien me pide ayuda, se la doy…”. El que es “chiflado” muestra mucha más coherencia y crítica que el médico. Quizás la extrema lucidez  lleva a muchas personas a una tristeza tal que enferman. No lo sé, pero se podría explicar, de esta manera, el suicidio de tantas almas sensibles.
Además, en la novela, aparece una referencia a una caja, llamada Kine, que produce permite entrar a un estado onírico. Y esta caja la usa la esposa del tal marciano. Esa escena me transportó a la de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick cuando la esposa de el protagonista usa una caja de empatía.
Esta imposibilidad de reconocer a un marciano de un humano, de un humano que bien podría ser un alien, está presente en el imaginario social desde hace tiempo. ¿Habrá sido influencia en Kobo Abe la serie, de 1967, Los invasores? Estos invasores eran aliens que solo eran reconocidos por la imposibilidad de doblar el dedo meñique. Imaginen el horror de un enemigo que no se puede reconocer. Puede ser cualquiera. Esto es lo que se dice al inicio de esta serie que a mi mamá y a mi abuela les gustaba tanto.


POR DIOS, QUE ESTO NO ES UNA PIPA
Además, me pareció leer en esta novela de Kobo Abe una crítica a las formas de vida contemporánea. Por ejemplo, la transformación de la “realidad” en ficción, tan presente en el formato del reality que es, en realidad, una ficción con actores que dicen no serlo y la gente, que sospecha que son actores, dicen creer que son personas “reales”. Incluso, es interesante el nombre: “Realidad” (reality), este juego de nombrar una ficción televisiva como realidad, parece que te lo tienen que decir: “Esto sí que es realidad, ojo. No mentimos”.
Pensaba el otro día, a raíz de leer sobre el universo fandom, cómo algunos creen que su crush (la celebridad foco de su enamoramiento) es real, tal cual lo ven en las redes sociales. Así, perfecto y pasado por el Photoshop. Esta virtualidad que es tan real como la taza de café que ahora tengo delante mío. Es la misma la taza que veo en la pantalla dibujaba en un videojuego con esta que toco. Es la unión entre el mapa y el territorio, el dibujo de una pipa y la pipa. Pero te dicen que no es la pipa, pero vos te creés que sí es. ¿No es muy loco? Este tema me llevó a escribir una novela: Mi novio vive en la sombra de un píxel.
También, sútilmente, el autor desliza una crítica a la literatura cuando el marciano le muestra un manuscrito, le dice: “Para redactar una experiencia tal como sucede en la realidad, no hace falta ser ningún genio”. Esto me sonó a Murakami cuando lo dice en De qué hablo cuando hablo de escribir, obra de la que hablé en el blog.
Otra crítica, o al menos yo la leí así por ser mujer, se refiere al trato del esposo hacia las esposas en Japón:

Es que a los tipos violentos los manejan mucho mejor las mujeres que los hombres. 
—No me ofendas, hombre. ¿Cómo te atreves a decirme semejantes tonterías? Yo soy pacifista en extremo. Si no me crees, pregúntale a mi esposa. En los catorce años que llevamos de casados, sólo le he pegado tres veces, es decir, una vez por 4,7 años. Ya que el promedio japonés es 1,4 por cada dos años, soy un marido ejemplar. 

TRAS LOS PASOS DEL MARCIANO (RETO)
La historia sucede en el Tokio contemporáneo de la década del sesenta. Así que aproveché para darme una vueltita gracias a StreetView. No se mencionan plazas ni sitios así que recorrí las calles un poco al azar. Me encanta esa mezcla de casas tradicionales con mega edificios modernos, hasta futurísticos. Y las callecitas angostas que parecen tan solo para bicicletas.

Tokio
Tokio. Esta imagen y las siguientes son editadas desde StreetView de Google
Tokio
Tokyo




Idéntico al ser humano. Kobo Abe (Mi lectura)

Idéntico al ser humano de Kobo Abe es una novela corta, entretenida, que nos hará dudar y nos llevará de giro en giro hasta el final. Es ideal para aprender el uso del diálogo y cómo desarrollar giros argumentales sin tediosas descripciones ni agregados de acciones en los diálogos, que se presentan sostenidos por lo que dice cada personaje. Este tema me llamó la atención porque uno suele leer qué hace el personaje a medida que habla.
Además, es atrapante la forma en que el autor nos convierte en el protagonista al hacernos dudar todo el tiempo.
Quiero seguir leyéndolo porque lo disfruté mucho y me resultó interesante. Quizás siga con La mujer de arena. ¿Lo leyeron?


Besos y buenas lecturas.

8 comentarios:

  1. Hola me ha gustado la reseña me alegra que disfrutaras de la lecturas. Gracias por la recomendación. Me has intrigado así que me lo apunto. Saludos.

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    1. Hola, me alegra que te intrigara. Espero te guste como a mí. Besos!

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  2. No conocía al autor. En general, la literatura japonesa me produce bastante respeto, porque es muy intensa y muy introspectiva; no se lee en cualquier momento. Aún así, me apunto este título y a su autor para leerlo en el momento adecuado. Abrazos.

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    1. Hola, hasta ahora lo que leí de literatura japonesa me gustó bastante. Espero te guste la novela. Besos

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  3. ¡Hola!

    ¡Menudo miedo me da la portada! No conocía al autor, gracias por descubrirlo :)

    Un besote.

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    1. Hola, siii, parece de terror, pero nada que ver. No hace justicia a la novela que es excelente. Besos!

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  4. Hola!!!
    No conocía esta novela ni al autor.
    La portada ya me echa para atrás la verdad pero tú consigues convencerme de que su interior será distinto a lo que de primeras da a entender la portada bufff jeje
    Gracias por la reseña.
    Un besiño desde mividapor1libro.blogspot.com

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    1. Hola, me pasó que cuando vi la portada no me dieron ganas de leerlo, por eso lo dejé pendiente mucho tiempo, pero la historia nada que ver ni con muñecas, ni con terror. Tampoco entiendo qué quiere decir. Quizás algo como que un muñeco semeja un ser humano y un alien parece que también. Medio raro. Gracias por comentar y qué bueno que no te dejaras llevar por la impresión de la portada. Besos!

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