El Sunset Limited de Cormac McCarthy (Mi lectura)

El Sunset Limited (2011) es la segunda obra que leo de Cormac McCarthy. La anterior, The Road, es una de mis novelas favoritas, así que deseaba leer más del autor.

Esta obra, mixtura entre novela y teatro, fue publicada en el año 2006 y relata el encuentro entre dos personas de creencias y vidas completamente distintas que se cruzan en una estación de tren en Nueva York y comienzan un debate sobre diversos temas desde la existencia Dios hasta el destino del ser humano.

En tanto leía, pensaba en las veces que viajé en tren y debió frenar porque alguien se arrojó a las vías. Luego de las caras de tristeza, la gente comienza a enojarse por el retraso.

Una vez, como si fuera una película, de noche, debí caminar un tramo de la vía hasta llegar a la estación próxima. Estaba muy oscuro, rodeada de árboles, no podía dejar de pensar en qué había llevado a ese pobre hombre a tirarse debajo del tren. Y recordé una entrevista a un maquinista que contaba que ellos no pueden frenar, pero lo ven, ven a la persona de pie junto a la vía y saben que va a saltar, y no pueden hacer nada. Muchos de ellos terminan con tratamiento psicológico para afrontar la cantidad de veces que vieron cómo el tren descuartiza a un ser humano.

 

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El Sunset Limited solo posee dos personajes, sin nombre, denominados por los estereotipos que representan (no solamente una cuestión de piel). Uno de ellos, llamado Blanco, intenta suicidarse arrojándose a las vías del tren llamado Sunset Limited. Negro lo salva y lo lleva a su departamento en una zona caracterizada por el tráfico de droga y situaciones violencia, en un barrio de Nueva York (gueto).  En este momento, comienza un debate entre ellos. A medida que se conocen y chocan por su forma de pensar y filosofía de vida, también nosotros conocemos los dramas que vivieron, qué situación los marco para adoptar sus creencias.

           

           

         Blanco representa al sector de clase media alta norteamericano: es profesor en la universidad, cree en la civilización, en la cultura, en el arte.

BLANCO: No sé. Quizá es que los cumpleaños son peligrosos. Como la Navidad. Adornos colgando de los árboles, guirnaldas colgando de las puertas, cadáveres colgando de tubos de calefacción a lo largo y ancho de todo el país…

      Negro, en cambio, proviene del sur del país, ha vivido en sitios de pobreza, cometió delitos y cree fervientemente en Dios. Vive en la zona pobre para ayudar a los necesitados y llevar la Biblia a cada uno de ellos.

NEGRO: Creer es distinto de no creer. Si uno es creyente tarde o temprano va a parar al pozo de la fe propiamente dicha y ya no tiene que seguir buscando. Más allá no hay nada. Pero el que no cree tiene un problema. Se ha propuesto desentrañar el mundo, pero cada vez que descubre algo que no es verdad deja otras dos dudas en su sitio. Si Dios recorrió la Tierra cuando terminó el trabajo, usted cuando se levanta por la mañana tiene que poner los pies en un suelo, un suelo real, sin preocuparse por saber de dónde ha salido ese suelo. Pero si Dios no lo hizo, entonces va a tener que inventarse otra definición para explicar qué entiende por real. Y todo va a tener que juzgarlo desde ese mismo punto de vista.

            El diálogo transita desde la apatía y la desconfianza hasta el apasionamiento sobre todo cuando se trata la existencia de Dios y la predestinación del ser humano. Blanco es escéptico, cree en la ciencia. Negro, en cambio, es religioso y soñador. Blanco es individualista, es solitario en el medio de una enorme ciudad, esta paradoja contemporánea.

Ni bien leí la forma de llamar a los personajes, dudé con lo que me encontraría, una típica charla entre dos personajes prototípicos. El autor va un poco más allá, aunque me hubiera gustado que Negro represente la clase alta, creo que movería, además, nuestros prejuicios.

BLANCO: Nacimos con la vida así de complicada. El destino de la humanidad es sufrir. Sufrimiento y destino se describen mutuamente.
NEGRO: No estamos hablando de sufrimiento. Estamos hablando de felicidad.
BLANCO: No hay felicidad posible si uno sufre.

El final fue excelente, la manera cómo cerró, en unas pocas líneas, toda la novela.

En el año 2011 se lanzó una película dirigida por Tommy Lee Jones. Espero poder verla pronto.

CONCLUSIÓN

Cormac McCarthy, una vez más, se convierte en uno de mis favoritos.

Recomiendo esta novela para abordar el tema del vacío del ser humano, su soledad y su necesidad de creer en algo, con desesperación.

¿Es posible sostener la fe si comenzamos a cuestionarlos?

Besos y buenas lecturas!