Algo más oscuro que la noche
Thomas Glavinic
2009
Ciruela
357 páginas
Isbn 9788498413212
Es una mañana como otra cualquiera. Jonas despierta. Desayuna un café. El periódico no está delante de la puerta de su casa. Cuando no logra sintonizar la radio, ni la televisión, ni puede entrar en Internet, comienza a enfadarse. Su novia no contesta al teléfono. Jonas sale a la calle. No hay nadie. ¿Puede vivir una persona cuando todas las demás han desaparecido? Han quedado el mundo y las cosas: carreteras, supermercados, estaciones de tren, pero todo está vacío. Jonas vaga por Viena, por las calles de siempre, por las viviendas que conoce, pero nada responde a sus preguntas. ¿Es el único superviviente de una catástrofe? ¿Se han ido todos a otra ciudad? ¿Hay otros, o son sólo imaginaciones suyas? Thomas Glavinic refiere con tensión creciente el caso de una persona que descubre lo que significa ser persona cuando ya no existe nadie más, cuando los recuerdos del propio pasado son la única vida en un mundo muerto.
ASÍ COMIENZA
—¡Buenos
días! —gritó en dirección a la cocina. Llevó a la mesa el servicio del desayuno
y de paso encendió la televisión. Envió un sms a Marie. ¿Has dormido bien? He
soñado contigo. Después he comprobado que estaba despierto. T. q.
Se me hace difícil hablar de la novela porque
aún la estoy procesando y porque para hablar de ella tengo que suponer lo que
entendí y será como hacer un spoiler.
Al leer me decía que no pasa nada. Avanzaba con las rutinas que se impone quien
se ha quedado solo en el planeta, supuestamente. No hay más seres vivos que las
plantas y él. Han desaparecido todos los animales. Solo está él y el silencio
de ese vacío que ahora habita. Durante ese tiempo, recorre los lugares de su
infancia, se aferra a los recuerdos, recupera sucesos de su pasado que estaban
olvidados. El desenlace sucede en las cinco últimas páginas, mechado con
reflexiones.
Es
un libro que te atrapa desde entrada sobre todo para descubrir qué ha sucedido
con los seres humanos y los animales. Supuestamente, él debe ser la clave. Fui
barajando varias hipótesis más por mi curiosidad que porque el libro me
habilitara a ello, ya que el lector debe armar mucho los significados, incluso,
cerrar él el libro.
Encontré
paralelismos en una película japonesa, Completamente
sola en el mundo (2001) del director Hideyuki Hirayama, que vi hace un
tiempo, y con Dear Esther, una
historia visual para computadora.
Lo
negativo ha sido tener que leer cierta idea que se repite de manera constante
en toda la novela y pierde eficacia.
Un dato importante es la traducción del
título. En inglés y en alemán se titulan Trabajos
nocturnos. Este título brinda otra información extra para el análisis.
Incluso, también la traducción al italiano: Las
invenciones de la noche. Este último aporta otra mirada.
Para
quien guste de historias que dejan muchos espacios abiertos y requiere de
interpretación y de una gran curiosidad, la recomiendo.
Como
reflexión final me resta que somos lo que son nuestros recuerdos.
ALERTA DE SPOILER CON MIS INTERPRETACIONES
HASTA EL FINAL DE POST
Como
conté antes, hace un año, más o menos, había visto una película japonesa. En
ella se muestra una mujer que se despierta sola en el planeta como si las
personas se hubieran evaporado. Restan los objetos que estaban usando. Todo
sigue en pie: la planta eléctrica sigue funcionando, la red de agua. Poco nos
va mostrando que suceden cosas fuera de lo esperable y nos adentramos en un
mundo onírico. En tanto leía la novela, creí que había sido inspirada en la
película ya que fue estrenada en el año 2001. Ambos plantean el mismo inicio y
muestran un mundo onírico, surrealista. Quizás fue la película la que me guió a
plantearme mi lectura y el destino de los seres humanos.
Con
Dear Esther el paralelismo es mayor,
incluso el final es idéntico. En Dear
Esther el protagonista también recorre, en soledad, una isla en tanto
recuerda y se aferra a sus recuerdos. No sabemos si está muerto o si está vivo.
Algunos lo han interpretado como un fantasma que revive hasta su muerte una y
otra vez.
La novela, para mi gusto, deja muchos cabos
sueltos: qué sucedió con la humanidad, qué le sucedió al protagonista. Mis
hipótesis han sido: está muerto, está en coma, está soñando, está en una
especie de limbo o purgatorio. La primera la descarté a la mitad de la novela
porque no aparecen otros muertos, nada relativo a estar muerto, lo que uno se imagina
ya que no lo podemos saber cómo es. Que el protagonista esté soñando la
descarté por cliché. Sería algo muy burdo apelar a “al final estaba soñando”.
Me quedé con la otra hipótesis: el protagonista está en coma y en una especie
de tránsito entre la muerte y la vida, un limbo. De esta manera, me cierra que
el espacio sea imaginario, que aparezcan objetos y desaparezcan, que se aferre
a los recuerdos, que busque objetos de sus seres queridos para aferrarse a
ellos, que escuche sonidos y murmullos de fondo que no saben de dónde vienen
(vendrán de quienes lo están cuidando, quizás, en un hospital). Y me cierra el
final: él se arroja desde lo alto de una iglesia, él decide morir. Aparece al
final una reflexión sobre la vida y la muerte.
Otro
aspecto que me llevó a pensar que estaba en coma es la alusión continua al
“durmiente”, como si él estuviera desdoblado en dos personas, quien duerme que
intenta comunicarse con él a través de las grabaciones, y él, que se observa
dormir. Alude, además, al momento de la muerte, a la muerte de sus seres
queridos. En toda la obra, él está obsesionado con la muerte y la pervivencia
de los objetos, con aquello que no hizo y hubiera querido hacer como pisar el
polo sur. Él busca respuestas sobre la muerte y sobre el transcurrir del tiempo
ya sea lineal, circular o paralelo. Es alguien, según mi punto de vista, que
busca respuestas antes de morir. Y esa es la forma en que él pudo, mediante la
imaginación de una vida paralela en un mundo onírico.
En
resumen, los aspectos que tuve en cuenta para pensar que él estaba en coma:
-La alusión a la oscuridad que
progresivamente aparece calle a calle. Oscuridad como desintegración y muerte.
-Los servicios de toda la ciudad, agua y
electricidad, que siguen funcionando. No es verosímil que suceda. Quizás los
primeros días, sí. Luego, tiene que no haber agua, ni luz, al menos. Entonces,
me queda como espacio imaginario. Los únicos servicios cortados desde el primer
momento son los de las comunicaciones, incluso no pudiendo acceder a páginas
web, relativo a su incomunicación por estar en coma.
-Él alude a que se imagina cosas.
-El silencio es irreal. Deberían sonar
sirenas producto de sucesos aleatorios como rotura de un vidrio por la caída de
un árbol en una vidriera. El mundo debería seguir vivo. En la sinopsis dice que
es “un mundo muerto”. El que está muerto, entonces, es el mundo de él producto
de que él está muriendo y esto contradice la idea del protagonista: la
pervivencia de las cosas más allá de quien las mira o las piensa. Ahora, las cosas
de desintegran, desaparecen, se vuelven oscuridad, porque quien sostiene el
mundo es la mente de quien recuerda.
Cuando esa persona muere, el mundo muere, el mundo también está muerto.
-El “durmiente” como otra persona, como
alguien a quien él observa como a otro. ¿Por qué la obsesión de verse dormir?
¿Por qué no filmarse en otras circunstancias? Vuelvo a la idea de la
pervivencia de los objetos: ¿los objetos existen cuando no los pienso mientras
duermo? Y al revés, ¿los objetos que
sueño, existen? Sí. Como el cuchillo clavado en el concreto. Las cosas que el
durmiente sueña, se tornan realidad. Se cruza lo soñado con el mundo imaginario
donde habita. El durmiente es el real y él ese irreal.
-Búsqueda de sus recuerdos y del pasado.
Comprenderse a sí mismo y a los otros.
-No hay certezas. Siempre la duda si están
vivos o muertos, no sobre los seres humanos en general que han desaparecido,
sino sus familiares y amigos. Busca la respuesta en un experimento con un
péndulo sobre fotos, sobre sus fotos de manera que sobre sí mismo busca saber
si está o muerto. Se entera de la muerte de un amigo de la infancia, que murió
de niño y lleva unos veinte años muertos. Esto es posible por ese espacio de
limbo donde habita, puente y comunicación entre la vida y la muerte.
-Él dice que se desea morir pensando en el
amor y fue así que busca los objetos de Marie y es para ella el último
pensamiento. En realidad el vive un tránsito, quizás en la vida real son unos
cinco minutos, hasta encontrar el coraje de despedirse de la vida y de
enfrentarse a su muerte.
-No hay compasión ni sentimiento hacia toda
la humanidad y los animales que han desaparecido porque en el inconsciente sabe
que no es real. No hay nostalgia ampliada hacia toda la especie. Si eres la
única persona en el mundo, más allá de pensar en tus seres queridos, el primer
pensamiento, cae el dolor por todas las pérdidas, una gran nostalgia que te
terminaría destruyendo.
-El despertar. Él se despierta en ese mundo.
No escuchó nada, no hubo catástrofe. No sucedió mientras estaba despierto.
Ingreso a ese mundo desde el sueño.
Sentí que durante toda la novela, no pasaba
mucho. Solo me sostuvo hasta el final saber qué había pasado con la humanidad,
pero ese fue el contexto donde desarrolló la historia. No era el objetivo del
autor explayarse en ese tema sino focalizarse sólo en el protagonista. De esta
manera, así como él no puede saber qué ha sucedido con las personas y todos los
animales, así aparece como vacío en la obra. Lo que restan son muchos cabos
sueltos. Debería haber incluido ciertos indicios, ciertas respuestas.
Por
otra parte, el hombre frente a su soledad, al final, podría despertar otras
reflexiones, sobre la vida en general, sobre la muerte, pero el autor solo
recalca la misma idea una y otra vez: la pervivencia de los objetos más allá de
la muerte y de la ausencia de las personas.
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