viernes, julio 22, 2016

Boquitas pintadas de Manuel Puig (Mi lectura)


Boquitas pintadas
Manuel Puig
2004
Editorial Seix Barral
Páginas: 223
   Ha muerto Juan Carlos Etchepare. Era un seductor: amó, fue amado. Ha muerto un galán de los años cuarenta. Y hay una mujer que guarda unas cartas de amor. Veinte años más tarde, también ella habrá muerto, y el fuego devorará, con esas cartas, el último eco, lejano y desvaído ya, de una historia dolorosa y fugaz.
Es la otra cara del tango, la sordidez al acecho tras los colores pálidos de la novela rosa o el papel satinado de las revistas del corazón. Es una obra maestra de Manuel Puig: la crónica sentimental de un país y una época, y la crítica más clarividente y feroz de una vida social sordamente cruel. 



NOTA APARECIDA EN EL NÚMERO CORRESPONDIENTE A ABRIL DE 1947 DE LA REVISTA MENSUAL NUESTRA VECINDAD, PUBLICADA EN LA LOCALIDAD DE CORONEL VALLEJOS, PROVINCIA DE BUENOS AIRES «FALLECIMIENTO LAMENTADO. La desaparición del señor Juan Carlos Etchepare, acaecida el 18 de abril último, a la temprana edad de 29 años, tras soportar las alternativas de una larga enfermedad, ha producido en esta población, de la que el extinto era querido hijo, general sentimiento de apesadumbrada sorpresa, no obstante conocer muchos allegados la seria afección que padecía.




Una amiga me recomendó el libro cuando ella casi lo estaba terminando de leer. Me picó la curiosidad ante sus comentarios de que en la novela aparecían cartas, fragmentos de documentos y otros. Ni bien terminé de leer La carretera, durísimo y triste, quería otra temática y me decidí por esta obra de M. Puig.


La novela fue publicada en 1969. El autor, Manuel Puig, cuenta que fue escrita en formato de folletín. Narra la vida de en un pueblo de Argentina, General Vallejos, en la década del 30, inspirado en el lugar donde el autor nació: Coronel VillegasEn ese contexto se entrecruzan las relaciones amorosas, los sueños, los estatus y las clases sociales. Se evidencia la vida en un pequeño lugar apartado de la ciudad de Buenos Aires, las relaciones conflictivas y el mundo del trabajo. En esa época, para una mujer ser maestra era un signo de gran prestigio, así como poseer un título universitario, ser profesor o ser dueño de campos. En la otra punta, están aquellos que trabajan como empleados domésticos, albañiles. Esta distinción no es más que la separación entre las actividades intelectuales (maestro) y las manuales (albañil, “chica de la limpieza”, jardinero), recayendo el mayor prestigio en las primeras debido a la sobrevaloración de la educación y el “cultivo” de las capacidades intelectivas. También opera como elemento de distinción, el color de piel.

Mi padre no me pudo hacer estudiar, costaba mucho mandarme a Lincoln a estudiar de maestra, no era más que jardinero, y a mucha honra.


A medida que leía pensaba en el dicho: “Pueblo chico, infierno grande”. A diferencia de la vida en una ciudad donde uno no conoce ni cómo se llama ni detalles de la vida de quién vive en el departamento de enfrente, en los pueblos todos se conocen y las vidas de todos se entrecruzan.
         Muchos en General Villegas, su pueblo natal, imagino que seguirían las novelas de Puig. He leído en una nota del 2011 que algunos sucesos pudieron ser inspirados en la vida real de sus pobladores. Cambia los nombres pero nosotros los reconocemos, dijo un vecino. Claro que la ficción es la ficción y los dramas se terminan siempre pareciendo.

Boquitas pintadas



La historia fue llevada al cine por Leopoldo Torres Nilsson en 1974. El director y el propio autor escribieron el guión. Además, mucho más tarde, se adaptó para el teatro.



La novela se centra sobre todo en la vida de Juan Carlos Etchepare y cómo, por su belleza y por su simpatía, era blanco de las miradas de varias muchachas, Nené y Mabel, de una viuda y de otras mujeres. Juan Carlos prefería mantener varias relaciones y pasar los días jugando a las barajas en el bar. A través de sus vínculos podemos hacernos la idea de cómo era vivir en ese pueblo, de cómo algunos varones hacían el “chamuyo” o “el verso” para acostarse con las empleadas domésticas prometiéndoles matrimonio y luego abandonándolas a su suerte.
         Si bien los sucesos acontecen en la década del treinta y fue escrita en el sesenta, sus planteos siguen vigentes. En muchos párrafos, no se enojen las mujeres, me pareció oír los dichos de algunas conocidas cuando dicen: “Mi marido me va a sacar a pasear este sábado”, “mi marido me tiene así en la manito”, “qué suerte tenés vos que sos soltera, aprovechá, que cuando te casás ya no podés pensar en vos”, “no tengas hijos, no hagas como yo, fijate que no tengo tiempo para nada”, “qué suerte, este fin de semana mi marido no está y voy a estar tranquila”, “por mí, que mi marido tenga otra, así no tengo que aguantarlo en la cama”, “antes mi marido tenía un lomazo, ahora está pelado y gordo”.

 
General Villegas
La foto fue editada y pertenece a  Sebastián Freire



Me encantó la narración, el uso de diversos registros como cartas, pensamientos mechados, enumeración de objetos, fragmentos de radionovelas, documentos públicos, para ir narrando. La lectura es  ágil y uno se siente que se adentra, como un curioso más, en las vidas de esas personas para ahondar en sus secretos.

         En algunos párrafos se describen acciones unas tras otras como en el siguiente:

Dobla carta y recorte en tres partes y los coloca en el sobre. Los saca con un movimiento brusco, despliega la carta y la relee. Toma el recorte y lo besa varias veces. Vuelve a plegar carta y recorte, los pone en el sobre, al que cierra y aprieta contra el pecho.

En otros, se apela a la enumeración de objetos.

Entrando a la derecha una cama de plaza y media, con la cabecera pegada a la pared y encima un crucifijo con la cruz de madera y el Cristo de bronce. A la izquierda de la cama una pequeña biblioteca de cuatro estantes cargados de libros de texto de la escuela normal y algunas novelas.


La lectura, a pesar de apelar a páginas de descripción, nunca se torna aburrida o pesada ya que siempre es una descripción donde el autor nos coloca como observadores directos, como un ojo que se filtra en la vida de los demás hasta llegar a curiosear qué hay en le cajón de la ropa de una de las protagonistas.




SOBRE EL AUTOR
Manuel Puig es un escritor argentino nacido en General Villegas en 1932 y fallecido en México en 1990. Realizó estudios de cinematografía en Italia pero se dedicó a escribir. Escribió ocho novelas, cuatro obras de teatro, relatos y guiones. Vivió en varias ciudades como Paris, Londres, Nueva York.
         En su narrativa, el autor se vale de diversos registros empleando  técnicas de montaje, pastiche. Podemos hilvanar con la historia fragmentos de tangos, retazos de periódicos.


TEMAS QUE TRATA        

-Roles relativos al género
-Clases sociales y desigualdades
-El amor y el desamor
-Los secretos
-Las imposiciones sociales y la resignación de los deseos
-El machismo en la sociedad contemporánea



CONCLUSIÓN


La novela plantea el drama de la vida en un pueblo atravesado por las incongruencias entre el deber, por un lado, y por los sueños, por otro. Enfatiza en el rol de la mujer, la crítica a la sociedad machista y a las imposiciones de género como es el matrimonio y los hijos. En la anterior novela que leí del autor, Pubisangelical, también se plantean estas mismas cuestiones, que forman parte de su universo ficcional.


2 comentarios:

  1. Me guardo esta nota para cuando haya leído la novela, que es uno de mis grandes pendientes.
    ¡Saludos!

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    Respuestas
    1. Estoy segura que te va a gustar. Puig es uno de mis favoritos. Besos!

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