The Last Ship es una serie
norteamericana, de género
post-apocalíptico, que se estrenó en
junio del año 2014 y ya avanza en su tercera temporada. Trata de una enfermedad viral que diezmó a casi toda la población
humana, pandemia, en tanto una embarcación norteamericana permanecía en el mar.
De allí en adelante, serán los responsables de hallar una cura. En la
historia se muestra la decadencia humana ante la escasez, los negocios detrás
de la industria farmacéutica y las manipulaciones de los gobiernos.
Estoy
muy enganchada con la serie que tiene muy
buen suspenso, sobre todo en las dos primeras temporadas.
No obstante, para
mi gusto, hay algunos aspectos que me
han parecido desafortunados:
-El excesivo patriotismo norteamericano: creo que a estas alturas, se debiera
aflojar un poco con la imagen sobredimensionada de la finalidad salvadora norteamericana,
en tanto decrece la imagen de los estados restantes a meros espacios gobernados
por narcos y terroristas.
-Apelar a mostrar a todos los enemigos, construidos como tales en los
espacios de poder para favorecer la gobernabilidad y legitimar las decisiones
bélicas. Aparecen los rusos, los árabes, los latinos, los orientales.
Norteamérica es la única capaz de salvar a la humanidad y la única capacitada
para manejar una situación extrema. Hay varias frases desacertadas sobre
Guantánamo, por ejemplo, sobre Bin Laden, de manera que por momentos creí que
la serie era producida por la fuerza militar o era una propaganda para que los
jóvenes hagan cola para inscribirse en la marina.
-Invisibilidad del imperialismo. No hay crítica, en ningún momento de las situaciones
de dominación. Los latinos son “brutos” y “narcos”, no se pueden gobernar.
Estos discursos legitiman el imperialismo. Lo mismo les sucede a los chinos.
-Los locos están muy chalados; los villanos,
muy malévolos y los buenos, demasiado santos. Los personajes aparecen como prototipos. Un caso es el general ruso
que resume a la maldad pura. El Capitán del navío USS James, por el contrario,
es bondad en estado puro. Quienes escriben, saben que hay que escapar de este
tipo de personajes acartonados que
terminan siendo paródicos. Por no mencionar a la científica que solo vive para
la ciencia y es de lo más insensible.
-Trato hacia
los animales. Este punto me resultó horrible, quizás pudo haber pasado
desapercibido para los demás no tan sensibilizados como es mi caso. Mostrar la
experimentación con monos, la tortura hacia animales, en plena época de tantas
críticas y de planteos de la ética científica, me resultó desagradable. Hasta
quería que reventaran todos así el planeta se libraba de la peste de la especie
humana.
La
paradoja de mirar con ojos acusadores a quien se come un mono, pero le parece
que matar de agonía a cien monos es preferible porque está justificado por el
fin. No hay crítica hacia los medios de conseguir el fin, el fin se justifica
en los mismos medios, lema que bien los norteamericanos conocen. Y mi crítica
apunta a que no hay un personaje que critique. Todos piensan iguales, y
volvemos al punto de personajes achatados.
CONCLUSIÓN
La serie
hubiera sido muy diferente si se plantea desde la utopía de la reconstrucción
conjunta entre varios gobiernos. Lo que resta es que nos merecíamos la
pandemia, si la final siempre repetimos los mismos errores.
Como
entretenimiento, al menos en mi caso, me ha funcionado, incluso para analizar
aspectos como los discursos legitimadores.
En el anterior póster promocional se puede
leer el mensaje: “El virus no es el único enemigo”.
Hasta la próxima entrada!
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