Diario de duelo
Roland Barthes
2009
Siglo XXI Editores
Páginas 273
Isbn: 9786070300721
Género: Diario
Desde el 26 de octubre de 1977 -al día siguiente de la muerte de su madre- hasta el 15 de septiembre de 1979, Roland Barthes llevó un diario de duelo, 330 fichas, marcadas por el dolor y el estilo único de Barthes. Uno de los libros más esperados de los últimos tiempos, inédito hasta ahora en castellano. 18 de agosto de 1978: En el lugar de la recámara donde estuvo enferma, donde murió y donde ahora vivo, en el muro contra el cual la cabecera de su cama se apoyaba, he puesto un icono —no por fe— y ahí pongo siempre flores sobre una mesa. Llego a no querer viajar más para poder estar ahí, para que las flores que están ahí nunca se marchiten. Desde el 26 de octubre de 1977 —al día siguiente de la muerte de su madre— hasta el 15 de septiembre de 1979, Roland Barthes llevó un diario de duelo, 330 fichas, la mayoría de ellas fechadas, que constituyen un conjunto publicado aquí por primera vez
¿Qué otro acontecimiento acerca más a los seres
humanos que el dolor ante la muerte de quienes amamos?
Comencé a leer el libro cuando mi papá murió,
siguiendo mi propio duelo. Creo en el
sufrimiento, en el proceso personal de despedirse, en esos momentos donde
sentimos que la vida es tan efímera que nos impulsan a vivir.
El libro reproduce las
notas que Roland Barthes registró luego de la muerte de su madre. Son apuntes
terriblemente lúcidos, dolorosos como es de esperarse, que nos muestran las
idioteces de nuestra sociedad que nos impulsa a seguir como si nada hubiera
pasado luego de barnizarnos con dos o tres frases prefabricadas: “todo sigue”,
“la vida es bella”, “ahora está mejor y ya no sufre”.
Su madre, Henriette
Binger se casó con Louis Barthes, quien murió en la
I Guerra Mundial cuando Henriette tenía tan
solo 23 años y Roland un año de edad.
Irritación. No, el duelo (la depresión) es algo distinto de una enfermedad. ¿De qué quieren que me cure? ¿Para encontrar qué estado, qué vida? Si hay trabajo, el que será dado a luz no es un ser plano, sino un ser moral, un sujeto de valor —y no de integración.
Un diario
es un espacio íntimo, una especie de diálogo privado, de acompañamiento, de
fragmento de alma desnuda. Muchos apelan al diario durante toda su vida; otros, en
alguna etapa, por lo general, dolorosa. Barthes comenzó a escribir en fichas,
que luego constituirían este libro, el día después de la muerte de su madre, el
26 de octubre de 1977. Él vivió con su madre y la cuidó mientras ella
transitaba una enfermedad con su posterior agonía. Estas fichas están redactas
sobre todo en Urt y en París.
Queda también la
discusión si la publicación de textos sin autorización del autor es ético o no,
pero lo dejaré para otra entrada. Estas fichas fueron publicadas años después
de la muerte de quien las escribió.
Durante la lectura nos sumergimos en un período donde el
dolor no cede, lo cotidiano se torna el espacio de lo mortuorio. Con la lectura, uno
revive su propio duelo, el que hacemos o el que hicimos. Hace años, cuando
estaba investigando los aspectos simbólicos en los ritos funerarios
contemporáneos, había leído que con solo
podemos acercarnos a nuestra propia finitud con la muerte de los otros; todas esas muertes nos abren las puertas a
la nuestra, y así, lloramos también, con anticipación, nuestra muerte, nos
lloramos.
Una parte de mí vela en la desesperación; y simultáneamente otra se agita mentalmente arreglando mis asuntos más fútiles.
La forma en que el
autor logra adentrarse en la fractura que fue desprenderse de su madre luego de
su agonía hasta llegar al nudo de la existencia en nuestra sociedad, es
admirable.
TRAS LOS
PASOS
El autor menciona algunas ciudades como París y Urt.
Urt
está situada en los Pirineos. Fue fundada como puerto fluvial por los
pescadores. Es un pueblo muy
pintoresco, con un bosque y un río, el
Adour, linderos. En el centro está el ayuntamiento, la oficina de correos, la
escuela y el supermercado.
Roland
Barth solía hablar de este lugar en sus textos. En 1961 compró la casa llamada Carborué.
Desde 1968, pasará allí cada verano, las
vacaciones, leyendo, escuchando música, en la tranquilidad de Urt, lejos de
París.
Busqué esta última ciudad en Google Maps.
Comparto algunos rincones característicos.
CONCLUSIÓN
Subrayé muchísimas
frases, casi todo el libro es para llevárselo para releer. Es un libro breve, se lee en una tarde, pero
muy intenso.
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