martes, marzo 19, 2019

La tarde de un escritor (Mi lectura)



La tarde de un escritor de Peter Handke


La novela de PETER HANDKE, La tarde de un escritor, me quedó sin comentar desde noviembre de 2018, así que hoy quiero hablar de esta novela corta del escritor alemán nacido en 1942 en Austria. Además, él es director de cine y guionista.
   Varios sucesos marcaron la vida del autor: su madre se suicidó, sus tíos murieron en la guerra y tuvo que sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial y a un internado. Se dice que presenta influencia de Kafka y Goethe, entre otros. Además, sus novelas posee una base autobiográfica. 
   La tarde de un escritor trata sobre el bloqueo de un escritor, se quedó sin palabras; por este motivo decide caminar y salir de su casa para recorrer el sitio donde vive. Él es un hombre metódico, solitario, pero que disfruta mucho de su soledad y de su aislamiento. Durante estas caminatas, comienza un diálogo con su entorno, consigo mismo, una manera de hallar de nuevo la palabra, dejándose seducir por los vaivenes de la naturaleza, por el ruido de los restaurantes, por lo azaroso que ofrece una ciudad con sus múltiples habitantes.

   Pensaba que tal vez más que un bloqueo es una especie de proceso o de transición en búsqueda de algo diferente. A veces pasa como el bloqueo lector, que no deseamos leer, pero no sabemos bien los motivos. Quizás, es aburrimiento, o haber llegado a un límite con algún género, o la búsqueda de una novedad, de algo que nos libere de esta rutina que terminamos por imponernos. Y así buscamos en otras artes, en otras actividades, ese retorno al deseo, a esa emoción idéntica a cuando leímos una historia que nos fascinó, de cara a lo sublime, ese sentimiento que no es tristeza sino exaltación ante lo casi sagrado.
   La sensación, a medida que leía la novela, era de ver un personaje que deambula entre ruinas y en un drama que él mismo construyó: la apertura de un encierro solitario que sigue siendo el mismo encierro y la misma soledad, por más que existan personas a nuestro alrededor. Esa mirada sobre las cosas y los fenómenos lo distancian de los demás. Así, él es un observador pasivo en búsqueda de algo que no termina de hallar. Podría decir que es una novela con tintes existencialistas, quizás.

    El camino era amarillo, toda una alfombra de hojas de alerce. Una hojarasca que, a pesar de cubrir los zapatos en algún recoveco, estaba tan suelta que al pisarla se dispersaba hacia los lados. Sobre el asfalto se habían formado tales surcos que parecían meandros. Durante las últimas horas transcurridas en casa, a medida que fue quedando en silencio todo cuanto le rodeaba, el escritor empezó a sentirse acosado por la obsesión de que ya se había acabado el mundo y él era el único superviviente…

Al escritor le acometió la nostalgia —palabra que aún seguía siendo válida después de todos esos decenios— de vivir de nuevo en una capital extranjera, donde sabía, aun cuando anduviera solo, que en este o en aquel distrito del centro o de las afueras vivía gente, cada uno a su manera, ocupada en las mismas cuestiones que él y en busca de lo mismo; no había querido conocer a sus dobles, únicamente compartir con ellos el suelo que pisaba, el aire, el tiempo, la aurora y la caída de la tarde.

En la novela se narra el proceso de convertirse en escritor hasta la madurez, “la tarde”, como se lee en el título. Ya sea escribir porque el mundo te desagrada (Saramago), para escapar del tedio, para comprenderte, para entender el mundo, llega un momento en que la escritura adquiere otro cariz, una madurez, la que te define como escritor, el momento en que te sentís cómodo con tu estilo y sentís que ese el tuyo. En el tránsito, restan muchas dudas. Entre ellas, dejar de escribir.

 En sus sueños de juventud, la literatura era para el escritor lo más libre de un país, y esa idea fue su única salida para escapar a la vileza y sumisión diarias y poder sentir el orgullo de ser un igual, como les sucedió probablemente a muchos más. Y ahora todos ellos estaban metidos —o ésa era su impresión— en el más despótico de los países pequeños, y vivían o bien vagamente aunados por una suerte de camaradería, o bien desperdigados y odiándose a muerte, y todos ellos —corrompidos hasta los más rebeldes y convertidos en diplomáticos en poquísimo tiempo— se dejaban dominar por una policía que, ciega para la empresa y con más voluntad de poder que capacidad de discernir, sabía manejar su presa con un despotismo tanto mayor cuanto que, de puertas afuera, ofrecía la imagen de unos hombres honrados y caritativos.
 
Y pensaba, en tanto leía, en la paradoja de alguien que escribe sobre todas las emociones, sobre la gente, pero que se siente tan lejos de todos. La neutralidad que experimenta hacia los demás, lleva al escritor a  preguntarse por su destino, por su identidad. En definitiva, lo acerca a las preguntas existenciales sobre la vida, la predestinación o la ausencia de destino.
   Posee varios pasajes de reflexión sobre el proceso de escribir y el ser escritor, que me parecen valiosos para aquellos que también escriben.
  Además, realiza una crítica a los mismos críticos literarios llamándolos “articulistas”.
    Leí algunas entrevistas para conocer más al autor. Rescato sus dichos sobre la literatura. Y dice que la literatura es un producto y que hay una literatura periodística por el estilo de escritura afín. Lo relaciona con el asunto que se puede aprender a escribir, pero que también hay una literatura no aprendida, por lo que entiendo, una escritura original (2).  Y en otra entrevista (3) dijo que desconfía de los libros que tienen frases cortas. Es interesante retomar esta crítica y pensar por qué se considera que un libro con frases cortas está, necesariamente,  bien escrito.

Sobre la prosa del autor, me encantó su forma de narrar, entre poética y despojada, pero hundiéndose en la esencia de las cosas, desde la manera particular de ver el mundo, su mirada sensible de artista. Existe una relación entre el psiquismo del protagonista y el entorno natural como si el afuera lo moldeara. Estoy segura que seguiré leyéndolo. 


La tarde de un escritor de Peter Handke


La tarde del escritor de Peter Handke es una novela corta, pero intensa, que narra sobre el proceso de escritura y sobre un escritor que se aisló tanto para escribir que no puede hallar la manera de volver al mundo. Además, se siente atrapado por el mundo literario, con sus críticas y con sus presiones. Y se da cuenta que escribir sobre el amor no es amar (1).


Notas
(1)   Esta idea vino de una frase que no recuerdo el autor: Hablar de amor no es amar.
(3)   Abc.es

7 comentarios:

  1. hola! puede gustarme mucho.... entrada atrapante y con sabor a poco, saludosbuhos y gracias!!

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    Respuestas
    1. Hola, gracias y espero la disfrutes cuando la leas. Besos

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  2. No la conocía. Y por lo que cuentas, podría gustarme. La tendré en cuenta.
    Besotes!!!

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  3. Hola me ha gustado la entrada ha estado genial en cuanto al libro suena bien lo tendré en cuenta para más adelante. Saludos

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    1. Hola, me alegra que te gustara. Besos y gracias por pasar a leerme.

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  4. No me gusto. Es monótono y no avanza

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