CUANDO EL AMOR
DUELE COMO UN CORAZÓN EN LLAMAS
Autor: Stefan Zweig
Año: 2002
Editorial: Acantilado
Páginas: 72
ISBN: 8495359472
Género: Narrativa / Novela
SINOPSIS EDITORIAL
«Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera
vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo
supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas
que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de
verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y
continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus
manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue
siempre la tuya desde la primera hasta la última hora».
ASÍ COMIENZA
Cuando por la
mañana temprano el famoso novelista R. regresó a Viena después de una
refrescante salida de tres días a la montaña, decidió comprar el periódico. Al
pasar la vista por encima de la fecha, recordó que era su cumpleaños. Cuarenta
y uno, se dijo, pero esta constatación no le agradaba ni le desagradaba.
MI LECTURA
Escuché varias veces eso de que “ojalá te enamores”
arrojado como una maldición. Y la protagonista de esta historia de Stefan Zweig se enamora de su vecino y decide escribirle a los años, aún con su sentimiento tan intacto como el primer
día. Para ella él es todo su mundo; para él, ella es la nada. Entonces ella le escribe una carta desgarradora
donde le cuenta lo que significó para ella, lo que duele el desamor, la
lejanía, el saber que nunca la amará.
Quiero reunir todas mis fuerzas para, por una vez, sólo esta vez,
hablarte a ti, amor mío, que nunca me conociste.
El amor tiene algo de misterioso. ¿Cómo podemos explicar la sensación que nos
produce el mirar el rostro de alguien por primera vez? Y es como si lo
conociéramos de otra vida y ahora nos habríamos reencontrado. Es la alegría de
por fin vernos desde una distancia incomprensible. Sí, así es el amor puro. No
tiene nada que ver con el sexo, no tiene nada que ver con la necesidad. Es un
amor que crece a raíz de un misterio que jamás podemos entender pero que es
real, está y nos duele. Sí, amar duele porque amar se siente con todo el
cuerpo. Debe ser uno de los momentos en que uno se percibe como una unidad de
cuerpo y alma. Amamos con el alma y con cuerpo, nos duele el alma y el cuerpo,
y cuando se él o ella o ello se va, nos desgarra.
Hay varias
teorías que explican esta maravilla de ver y reconocer al amado o amada o amadx
o amad@. Una de las más conocidas son las mitades, narradas por Aristófanes, que siempre se buscan pero no
todas se encuentran. Ya sé, ahora estarán saltando quienes crean que el amor es
una mentira construida socialmente y que no somos naranjas al medio sino naranjas
completas y cosas así de demás fruterías. Pero uno decide como quiere vivir, si
creyendo en que el amor existe o creyendo en que todo es una verdadera farsa.
Yo prefiero pensar que hay sucedáneos del amor a los que he renunciado hace
mucho pero nunca renunciaré al amor
aunque no llegue nunca, tal cual, como la protagonista que se mantiene
firme durante años. Será por esto que el libro me conmovió tanto.
La
protagonista es anónima. El autor no menciona su nombre quizás para no revelar
jamás quien está detrás de la carta mediante la cual el autor arma la obra. Lo
que más me impresionó fue la forma en Stefan
Zweig mantiene la emoción desde
la primera a la última página. No hay un momento de aburrimiento, no hay
momento donde la emoción se cae para solo leer y leer palabras que dilatan. La
novela fue tan pulida que no tiene una palabra de más y todo se concentra en
menos de cien páginas. Además es interesante considerar la época en que fue
escrito el libro, primera edición es de 1922,
y aún hoy día su lectura no está envejecida, cuestión que sí me ha sucedido con
otros libros que tratan temáticas amorosas.
Para ella,
él, su objeto amado, cobra una dimensión tan enorme que hasta las cosas más
ínfimas, como una corbata, tiene una presencia profunda en ese universo íntimo
que la protagonista construyó tan solo con una imagen. Me llevó a pensar en los
amores platónicos, en el
enamoramiento que se sufre tan solo ante una imagen que porta tanto significado
que cobra vida como si viniese de un pasado, como si ese otro u otra fuese un
recuerdo de algo que vivió, que vivimos. Tan fuertes son todas estas emociones
que podemos construir con ellas un mundo.
Ahora sólo te tengo a ti en el mundo, sólo a ti, que no sabes nada de
mí, que juegas o coqueteas con personas y cosas, sin sospechar nada. Sólo a ti,
que nunca me has conocido pero al que siempre he querido.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR MIENTRAS SE LEE
Canción: The first time ever i saw your face (La
primera vez que vi tu rostro)
Intérprete: Celine Dion. (La versión que más me gusta)
FRASES
SUBRAYADAS
Imagen de Freepik
Una muerta ya no
quiere nada, no quiere ni amor ni compasión ni consuelo.
Mi vida giraba alrededor
de la tuya, tu vida me preocupaba con toda la insistencia, la obsesiva
obstinación de una niña de trece años.
Pero todavía
recuerdo perfectamente el día y la hora exacta en que te entregué mi corazón
para siempre.
Me resultaba
imposible pronunciar tu nombre: en ese segundo, en ese único segundo, se
convirtió en algo sagrado, en un secreto.
Es humilde y
servil, tan receloso y apasionado como nunca puede serlo el amor
inadvertidamente exigente y lleno de deseo de la mujer adulta.
Sólo los niños solitarios
pueden contener su pasión.
Para mí lo eras
todo, toda mi vida. Todo existía sólo si tenía relación contigo, toda mi vida
sólo tenía sentido si se vinculaba a ti. Transformaste toda mi existencia.
Lo sabía todo sobre
ti, conocía cada una de tus costumbres, cada corbata, cada traje.
Mi primer
pensamiento fuiste tú, el secreto que me unía al mundo.
Porque pensar en el
amor o simplemente en un flirteo con otra persona que no fueras tú se me hacía
tan incomprensible, tan inimaginable, que sólo la tentación me hubiera parecido
un delito. Mi pasión por ti seguía siendo la misma, pero era distinta con
relación a mi cuerpo, que tenía los sentidos más despiertos: se convirtió en
una pasión más fogosa, más corporal, más de mujer.
Al día siguiente
estaba de nuevo delante de tu casa humildemente, esperando mi destino como he
esperado durante toda mi vida delante de tu vida cerrada.
…la cara de una
chica, de una mujer, resulta terriblemente cambiante para un hombre, porque no
suele ser sino el reflejo de una pasión o de una ingenuidad o de una fatiga,
que se borra tan fácilmente como la imagen de un espejo.
Porque a ti,
ciertamente, sólo te gustan las cosas fáciles, juguetonas, nada pesadas, tienes
miedo de inmiscuirte en un destino ajeno. Lo que quieres es entregarte a todos,
al mundo, no quieres ninguna víctima.
No se miente a la
sombra de la muerte.
La degradación, la
deshonra anímica y física que la pobreza debe soportar, yo las sufrí allí, al
lado de prostitutas y enfermas que hacían del encuentro de sus destinos una
injusticia.
Sabía que en este
mundo, el pobre siempre será una víctima a la que pisan, a la que humillan,
Nunca he conocido a
ningún hombre que se entregue en esos momentos con tanta ternura, que ofrezca
su profunda intimidad con tanto altruismo y que después lo diluya todo en un
olvido infinito, casi inhumano.
Pero, ¿quién eres
tú para mí, tú que no me has conocido nunca, que pasas a mi lado como si
pasaras junto a un riachuelo, que me pisas como a una piedra, que siempre
sigues adelante y me dejas en la eterna espera?
Imagen de Freepik
CONCLUSIÓN
Lectura bella y emotiva, imprescindible para creer en el
amor, para aprender a vivir con el corazón en llamas, siempre vivo. Se sufre,
sí, pero ¿no amar no es también un sufrimiento?
Por Keren Verna
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