Esta entrada pertenece a la sección que he
llamado Tras los pasos de… donde
busco información sobre los lugares que se mencionan en la novelas que he
leído. En este caso, será Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Juan
Preciado había prometido a su madre que iría a Comala a buscar a su padre,
Pedro Páramo. Ya
hablé de la novela antes comentando sobre mi lectura y las frases que subrayémientras leía. También marqué unos pocos sitios: Comala, por supuesto, Sayula
y Contla. Las dos últimas se mencionan al pasar ya que el escenario
principal es todo el pueblo de Comala.
Sobre
Comala, alguien me dijo que era una ciudad inventada por el autor. Siempre los
lugares son obra de la ficción, aún aquellos que existan en la realidad. Si
bien la Comala
de Rulfo es una construcción ficcional, no obstante podemos encontrarlo en
aquellos pueblos mexicanos atravesados por la desigualdad y dominados bajo el
poderío de unas pocas familias adineradas. Buscando en la aplicación de Google,
StreetView, observé que hoy día hay una ciudad con el mismo nombre.
Según
explican en la web de MéxicoDesconocido, Juan Rulfo pensó en llamar a Comala
como Tuxcacuesco, un pueblo de Jalisco. Creo que Comala es más recordable y con
una pronunciación más musical.
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.
En
la obra también se menciona a Sayula.
Al menos eso había visto en Sayula, todavía ayer, a esta misma hora.
Sayula es una de las
ciudades más importantes de Jalisco. Su nombre proviene de un vocablo náhuatl:
Tzaulan, que significa “lugar de moscas”.
Fue
ocupada por los españoles en 1521 y fundada en ese mismo año, como una ciudad
para atraer a los “indígenas” a la conversión al cristianismo, lo que es lo
mismo que decir, a doblegarse bajo la corona española. Ya se ha dicho mucho:
primero la cruz y luego las armas. La ciudad fue planificada como eran en esa
época y aún persisten en sus diseños fundacionales: una plaza grande y central,
alrededor la iglesia, la casa de los gobernantes, calles trazadas desde la
plaza central y en línea recta.
Por último, se hace mención de otro lugar: Contla.
Siempre lo hacía entrada la madrugada. Iba a platicar con su novia a un pueblo llamado Contla, algo lejos de aquí. Salía temprano y tardaba en volver.
Al recorrer las calles con StreetView observé que
varias casas estaban decoradas con guirnaldas, cintas y adornos en violeta y
blanco. No es una costumbre en mi país pero en otros sitios es habitual señalar
las festividades católicas de Pascua y Resurrección con esos dos colores,
simbolizando el morado a la muerte y el blanco a la resurrección.
Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle
real con el camino de Contla. Nadie lo vio.
Me encantó el colorido de las casas, esos
detalles que las hacen únicas: los moños tristes y negros sobre la puerta, las
macetitas de colores, las paredes bajas pintadas de colores vivos. Quizás algún
día pueda conocer Sayula. ¿Quién sabe?
Nota: las imágenes pertenecen a Google y fueron editadas por mí tan solo con motivos artísticos
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