TODOS
LOS NIÑOS FEOS DEBERÍAN SER TRANSFORMADOS EN CERDOS
Alicia
en el país de las maravillas
Lewis
Carroll
Ediciones
Terramar
2013
Isbn
9876170123
160
páginas
Todo comenzó la tarde del 4 de julio de 1862, cuando el profesor Charles Lutwidge Dogson (Lewis Carroll), llevó a pasear por el río Támesis, desde Oxford hasta Goldstow, a las tres hermanitas Lorina, Alicia y Edith Liddell. “Tomamos el té en la orilla y regresamos al Christ Church pasadas las ocho y cuarto de la noche. En esa ocasión les conté las aventuras subterráneas de Alicia”, relató Carroll en su diario. Al bajar del bote, la niña le pidió que escribiera para ella ese cuento que acababa de improvisar y que le había impresionado mucho. Ocho meses más tarde estaba terminando el manuscrito que se convertiría en una de las obras más célebres de la literatura universal. Alicia en el país de las maravillas ha sido analizada abundante y sesudamente desde diversas perspectivas. Mucho se ha escrito acerca de su autor, de los simbolismos de la obra, de la lógica de sus sofismas, incluso de las motivaciones psicoanalíticas ocultas en el texto. El hecho es que la “Liebre de Marzo”, el “Sombrerero Loco” y la “Reina de Corazones” siguen deleitando a niños y adultos a más de un siglo de haber sido creados.
Exigen un
cuento de una voz sin aliento
que ni
una pluma puede soplar
Como parte de una propuesta y como una meta propia de releer clásicos que
había leído en mi infancia, terminé de leer Alicia en el país de las
maravillas. He, como muchos, leído el libro de niña, visto varias de
las versiones cinematográficas y además, jugado a un videogame que desarrolla a
una Alicia más terrorífica.
No me resulta fácil hablar de una lectura que
comencé con mucha ilusión y con la imagen de mi mamá leyéndome cuando era niña,
por las noches, ya metida en mi cama. Inicié esperando hallar las aventuras
maravillosas de una niña curiosa y tierna pero a medida que me adentraba en las
páginas el abismo entre el recuerdo y el hoy fue más patente. Como mi lectura forma
parte de una opinión, no quiero mentir.
Muy diferente fue
releer el clásico ya de adulta. A medida que leía sentía que la Alicia tierna, curiosa y
aventurera se volvía una niña insoportable, prejuiciosa y violenta. Se me
desarmaba la Alicia
de mi infancia y se construía otra Alicia. Esta Alicia ahora es una niña
entrometida, dispuesta a dar una patada sin remordimientos, en adular mientras
piensa lo contrario, algo manipuladora y con un juicio bastante formado sobre
la fealdad y el lugar de la servidumbre.
Alicia en el país de
las maravillas, originalmente llamado Las aventuras de Alicia en el subsuelo
(Alice’s Adventures Under Ground) fue escrito para un público infantil de unos
diez años. Este hecho fue el que más me sorprendió ya que, a medida que leía,
pensé que era un libro para adultos con el objetivo de criticar diversos
aspectos sociales, como la crianza de los niños. El libro nació, como dice la
sinopsis, como relatos contados a Alice Liddell, una niña por quien Lewis
Carroll, según se cuenta, sentía una gran fascinación. Leí en una nota que
incluso llegó a pedirla en matrimonio, dato que consta en una carta donde la
familia de Alice le prohíbe que se acerque a ella. ¿Era común en la época que
solicitaran en matrimonio a esa edad? Recuerdo que mi abuela contaba que en su
época y mucho antes (hablo de antes de 1920), se casaban a los catorce o quince
años y los varones solicitaban la mano formalmente mucho antes al padre de la
niña y era el padre quien aceptaba o rechazaba la unión. Considerando que la
novela fue publicada a mediados del siglo XIX, creo que deberíamos analizar
estos datos a la luz de cómo era el rol de la mujer en esa época, del
patriarcado y de la relación entre los géneros absolutamente dicotómicos, algo
que hoy nos suena extraño y que leemos con otros ojos, los de nuestra época. Verdad
o rumor hiperinflado, dejaré de lado la vida privada del autor y me concentraré
en la novela.
Para entender el suceso y la narrativa es
lógico considerar la época en que fue escrito, a fines del siglo XIX. Algunos
párrafos hoy pueden ser leídos de otra manera, y nos salta encima la palabra
“maltrato” o “violencia”. Así se me presentó la escena cuando la duquesa
“sacude” a un niño. ¿Cuál es la solución de Alicia con los niños que para ella
son feos? Transformarlos en cerdos.
-Si hubiera crecido –se dijo Alicia-, se habría convertido en un niño espeluznantemente feo; pero, en cambio, como cerdo me parece que resultará bien hermoso. (…) Y con esta conclusión se puso a pensar en todos los niños a los que sabía que les sentaría bien convertirse en cerdos; y se decía: “¡Si al menos conociera el método de transformarlos”…
Evidentemente, si fuese
publicada por un autor contemporáneo creo que sería criticado, sobre todo en un
libro orientado hacia niños. Pero es la misma temática de muchos clásicos que
ahora se nos presentan un poco violentos y fuera de época. Recuerdo el maltrato
que recibe Cenicienta por parte de sus hermanastras y su madrastra, por
ejemplo.
-¡Bill! ¡Ven acá! El amo dice que tienes que bajar por la
chimenea…
-¡Ajá! –se dijo Alicia-. ¡Con que le ha tocado a hill bajar
por la chimenea! Parece que a ese Bill lo cargan con todo. ¡Por nada del mundo
querría estar en su lugar! Desde luego que esa chimenea es estrecha, pero me
parece que a pesar de todo podré dar alguna que otra patada.
Alicia dobló la pierna y estiró el pie por la chimenea todo
lo que pudo, y esperó hasta escuchar que un pequeño animal (no podía imaginarse
de qué clase), arañaba y gateaba dentro de la chimenea, justo encima de ella.
“Ése debe ser Bill”, se dijo Alicia, le propinó una fuerte patada y esperó a
ver qué ocurría a continuación.
*
-Lo que se le antoje –contestó el lacayo, y empezó a
silbar.
-“¡Bah! No vale la pena hablar con éste –dijo Alicia desesperada-;
¡es completamente idiota!”
*
…la cocinera apartó la caldera de sopa del fuego, e
inmediatamente, comenzó a lanzar todo cuanto caía al alcance de sus manos
contra la Duquesa
y el niño: lo primero fueron los hierros del fogón; luego, una verdadera lluvia
de ollas, platos y fuentes. La
Duquesa hacía caso omiso de todos estos proyectiles, incluso
cuando la alcanzaban; y en cuanto al niño, aullaba ya con tanta fuerza que
resultaba francamente imposible saber si los golpes le hacían daño o no.
-¡Ay! ¡Por favor! ¡Tenga cuidado con lo que está haciendo!
–imploró Alicia muy agitada, dando brincos de angustia-. ¡Ahí va! ¡Ése es el
fin de su “preciosa” naricita! –gritó al ver que una caldera particularmente
grande volaba cerca de la cara del niño y por poco le aplasta la nariz.
-Si la gente no se metiera en lo que no le importa
–sentenció la Duquesa-,
el mundo giraría mucha más rápidamente.
*
…exclamó la
Duquesa , y se puso a arrullar nuevamente al niño, meciéndole
en sus brazos y cantando una especie de canción de cuna, cada uno de cuyos
versos terminaba con una fuerte sacudida.
Háblale con rudeza al pequeño
Y golpéalo cuando estornuda:
Sólo lo hace para irritarte
Porque sabe que esto te fastidia.
Mientras cantaba la segunda estrofa, la Duquesa tiraba al niño por
el aire, recogiéndolo al vuelo y con tal violencia que la criatura aullaba a
voz en grito; Alicia apenas pudo distinguir las palabras:
La pimienta al nene
Hace estornudar.
¿No será que el nene
Quiere molestar?
-¡Ven! ¡Tómalo y arrúllalo tú un poco, si quieres! –exclamó
la Duquesa
mientras le arrojaba el niño a Alicia por el aire.
A algunos pasajes los disfruté mucho como la
charla con el gato y el té con el conejo, el lirón y sombrerero. Pensaba en lo
surrealista que me resultaba todo y cómo se había adelantado en la época al
plantear escenas tan extrañas como tortugas con cabeza de cerdo.
Algunos
pasajes son una sátira de la realeza aludiendo al trato hacia los plebeyos, los
juicios y a la práctica de la condena a muerta como “cortar la cabeza”. Los
personajes de la nobleza como duques, reyes, se presentan grotescos, con rasgos
de “fealdad” ante los ojos de la niña y mutando en formas zoomorfas como mitad
humano y mitad cerdo, mitad humano y mitad lagarto.
Otros
pasajes, los que más disfruté, representan escenas de un humor absurdo donde
acontecen sucesos extraños y los personajes discuten sobre aspectos que se
tornan ridículos y humorísticos, no llegan a entenderse como se puede leer en
la escena del té que Alicia comparte con el Sombrerero. En estos pasajes se
menciona a esa capacidad para observar la realidad de otra manera como “loco”
pero en Alicia aflora el acercamiento a estos otros presentados como “locos” no
con maravilla ante un mundo distinto sino con prejuicio.
A mí no me gusta estar entre locos.
La mirada de Alicia hacia ese mundo no es
“maravillada” sino despreciativa. Los demás son “feos” o están “locos”. Por
ejemplo, baila con una tortuga y un glifo pero en el fondo desprecia el baile.
Es decir, miente y es hipócrita o le sigue la corriente porque todos están
“locos”. Igual cuando pasea con la duquesa y dice una cosa pero piensa otra. Es
interesante, en una segunda lectura, ingresar a las partes donde se expresa que
Alicia piensa. El personaje que resulta no es de una niña curiosa y tierna sino
de una niña manipuladora, despreciativa y agresiva.
El
libro puede leerse como una crítica al
trato hacia los niños, quizás, ya sospechado cuando Alicia se queja de cuánto
la mandan o cuánto le ordenan hacer una cosa u otra.
Me
gustó mucho la forma en cómo incorpora poesía y hasta una poesía visual, donde
el poema toma forma de cola de ratón. Me llamó la atención porque había leído
que el uso del espacio del papel había sido ideado por Mallarmé pero en Alicia
vemos cómo el autor se vale de los espacios para incorporar otros registros.
Para
finalizar, como libro para adultos puede funcionar para leer una crítica a la
época. Pero Alicia en el país de las
maravillas fue escrito para niños y es considerado hoy un libro infantil.
Yo recomendaría una lectura de alguna adaptación porque para niños creo que es
un libro que ha quedado caduco. He encontrado otras ediciones donde algunos
pasajes han sido atemperados. Por ejemplo, la edición de Edelvives.
LITERIGATOS
La escena con el gato es la que más me gustó de
todo el libro. Además de este gato, Alicia menciona a su gata.
-No sabía que los gatos de Chestire estuvieran siempre sonriendo; en realidad, no sabía ni siquiera que los gatos pudieran sonreír.
La capacidad de interpretar lo leído es acorde
a la experiencia. Cuando niña, la novela me resultó fascinante y quedé
enganchada con un conejo que hablaba y un mundo habitado por barajas. Ya de
grande, pude interpretarlo de otra manera, un mundo donde las personas se
mimetizan con animales y exacerban su conducta como la petición de cortar
cabezas o las relaciones de dominación entre amos y lacayos.
La
mejor frase del libro, ya conocida y muy citada:
-¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir
desde aquí?
-Eso depende de a dónde quieras llegar –contestó el Gato.
Fuentes
Imágenes de featherlace, booksandhotchocolate y editadas por mí
Vaya, siento que ahora de mayor lo hayas percibido tan oscura. Yo también lo he releído y lo he vito todo con otra perspectiva, pero también muy diferente de la tuya. Y esto es lo grande de Alicia, que en cada momento y con cada relectura, la percibes de maneras diferentes.
ResponderEliminarUn besote y gracias por tu participación en el homenaje.
Quizás sea una cuestión de época. Por suerte hay muchas adaptaciones. He amado las películas, por ejemplo, o libros cortos inspirados en Alicia con esas ilustraciones preciosas. Besos!
EliminarHola, me gustó mucho tu opinión sobre este clásico.
ResponderEliminarLa verdad es que apenas conozco este libro, porque desde chica nunca me familiarice con la historia ya que a mi mamá le parecía un poco "macabra", por expresarlo de alguna forma. La verdad es que me gustaría leerlo para ver lo que voz mencionaste acá y poder sacar mi conclusión sobre este clásico,
Gracias por la reseña, saludos!!!
Claro, quizás te guste o quizás encuentres otras cosas. Eso es lo bueno, que cada uno al leer interpreta de distinta manera. Gracias por pasarte. Besos!
Eliminarhola supongo que debo de ser de las pocas personas que no han disfrutado con esta lectura, acepto su originalidad pero poco más, no encontré para nada estimulante este relato chao
ResponderEliminarMe pasó algo similar. Por ahí alguna adaptación acercando la historia la hoy es más interesante. Besos!
EliminarConcuerdo con su visión de la obra casi punto por punto.
ResponderEliminarHe leído que son varios ya los que sintieron lo mismo. Besos!
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