Suena raro decir que Prípiat, ciudad ubicada a
pocos kilómetros de la central de Chernóbil, puede ser un sitio inspirador ya
que comúnmente pensamos en el mar o en un paisaje hermoso para inspirarnos pero
esta ciudad abandonada tras una de las tragedias más terribles que sufrió la
humanidad puede inspirarnos de diversas maneras. Por un lado, quizás el más
banal, a escribir una historia de catástrofe o de supervivencia; la otra, a no
repetir la historia y a considerar otras energías alternativas antes que las
nucleares.
Prípiat de hoy es lo que resta luego del
desastre de 1986 cuando al sobrecalentarse un reactor nuclear en Chernóbil causó
una explosión de manera que una enorme zona quedó inhabitable para muchas
especies. Además, la nube radiactiva se extendió a muchos kilómetros de
distancia, llegando hasta Italia. Se calcula que son miles de años para que ese
espacio se recupere por completo de la radiación. Aún hoy se producen
malformaciones y cáncer en los supervivientes, los bosques se enferman y los animales
también mueren o crecen con malformaciones terribles productos de mutaciones. Es
triste ver el espanto y el horror que somos capaces de crear. Es triste
contemplar hasta dónde ha llegado la frontera de nuestra irresponsabilidad.
El
impacto no puede ser medido por completo porque aún hoy día las personas siguen
sufriendo enfermedades y muriendo por efectos de la radiación. Quizás, dentro
de mil años, si estamos, se podrá evaluar el panorama completo.
Paradójicamente, esta ciudad fue fundada en 1970
para alojar a los trabajadores de la central nuclear. En unos quince años había
prosperado y crecido albergando a unas 40.000 personas atraídas también por las
tierras fértiles y el clima benigno. La ciudad contaba con edificios de una
estética particular, muy pintorescos. Algunas construcciones que podemos
mencionar: Palacio de Cultura de Energetik, Hotel Polesie, Escuela Ténica nº8.
Además contaba con guarderías, varias escuelas, cine, cafés y todas las
comodidades que tiene toda ciudad. La feria que se observa en varias fotos y
videos nunca llegó a inaugurarse ya que estaba planeada la fecha a dos días
después de la catástrofe para la fiesta nacional soviética.
Fue evacuada por completo y hoy podemos
observar cómo era vivir en la década del ochenta bajo el régimen comunista
porque persisten los símbolos, objetos de esa época. Causa impresión observar
los muebles, las muñecas, las máscaras de gas, los objetos cotidianos que los
habitantes dejaron al marcharse ya que las autoridades gubernamentales les dijeron
que volverían en unos días y que sólo se llevaran lo puesto y comida para el
viaje.
“Se nos dijo a la
población a través de la radio y la televisión que estaríamos fuera solo tres
días. La gente salía de casa con cuatro cosas. El carné de identidad, un poco
de dinero, un poco de comida y de ropa. Muchas mascotas murieron, perros,
gatos, pájaros, porque casi todas se quedaron atadas o enjauladas y los dueños
nunca regresamos”. (fuente: elpais.com)
Atrás quedaron las mascotas, todos los objetos
que las personas guardan en su hogar, para sus hijos y sus nietos, los álbumes
de fotos, la vajilla de la abuela. Es imposible no pensar en la vida propia, en
qué haríamos si nos tuviéramos que ir y dejar todo. ¿Sobreviviríamos a toda esa
nostalgia?
La
muerte de miles de personas también puede ser silenciosa cuando es el aire el
que nos mata. Pensaba en esto cuando miraba las fotos, ese lugar que parece
pacífico, misterioso y pensar que flota en el aire un veneno mortífero,
respirable, invisible. No es una muerte que se puede dejar atrás. La radiación
se pega en el cuerpo y se lleva a dónde una vaya. Es como una condena a muerte,
como un tiro silente. Algunos científicos, incluso, expresaron que no podrá
ser habitado nuevamente. Además, no hay
qué hacer con los residuos radiactivos. Los restos del reactor de Chernóbil aún
guardan elementos altamente contaminantes y están encerrados en una especie de
sarcófago de cemento al que se le construyó otro nuevo alrededor ya que el
primero sufrió rajaduras por el peso de la nieve. ¿Qué sucederá si acontece una
catástrofe natural y ese sarcófago se rompe? Recuerdo el caso de Fukuyima y el planteo, de nuevo, de los riesgos sobre el manejo de la energía nuclear.
OBRAS PARA LEER
Pripyat ha inspirado numerosas historias.
Aparece como contexto en algunas novelas como “El ciclista de Chernóbil” de Javier
Sebastián, “Conspiración Chernóbil” de Tkachuk Anatoli, “Diástole” de Emilio
Bueso, “Cielo rojo” de David Lozano Garbala. Además se han publicado varios
libros sobre la catástrofe como “Chernobil” de Santiago Camacho, “La verdad
sobre Chernóbil” de Grigori Medvédev.
Cierro esta entrada con dos videos cuyas imágenes han sido grabadas gracias a un dron. El primero es de Danny Cooke y el segundo es de Philip Grossman donde podemos adentrarnos en lo que resta de una ciudad inmersa en una espesa muerte invisible.
Por Keren Verna
Fuentes consultadas: google
maps, wikipedia, wikimapia, Pripyat, ChernobylGallery, elenafilatova, lainformacion.
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