viernes, enero 26, 2018

Declinación y Ángel de Di Benedetto

 DANZA DE OBJETOS QUE MUEVE EL TIEMPO
Declinación y Ángel

Hoy vengo con un libro que leí en unas pocas horas cuyo autor tenía pendiente desde hacía mucho: Antonio Di Benedetto. El libro es Declinación y Ángel. Me lo recomendaron en un taller de escritura, pero como son cuentos, siempre termino dejándolos de lado por alguna novela. Para quienes escriben, lo recomiendo para observar otras maneras de focalizar al escribir una historia: en los objetos y en los cuerpos. Para quienes aman la lectura, creo que resultará estimulante acercarse a otro tipo de narrativa.
Antonio Di Benedetto es un autor argentino nacido en 1922. Fue periodista, editor de noticias y corresponsal. Su primer libro editado fue de cuentos. Luego, escribió más de veinte novelas. Entre ellas Zama, el Silenciero y Los suicidas. En 1976, durante la Dictadura Argentina, fue encerrado y torturado. Al no poder escribir, lo hacía enviado cartas a una amiga contando un supuesto sueño, con una letra tan pequeña que era necesario leerla con lupa. Estos cuentos fueron editados en un libro llamado Absurdos. En 1977 se exilió en Europa. Murió en Buenos Aires en 1986.





MI LECTURA
La obra de la cual hablamos, editada por Gárgola, está compuesta por dos de sus textos: El abandono y la pasividad, Declinación y Ángel. Además, están acompañados por un prólogo de Martín Kohan. Me pareció demasiado corto para armar un libro. Me hubieran gustado al menos dos más de sus cuentos.

Declinación y Ángel
Imagen editada por mí y es de  Google Maps: Pripyat

En el primer cuento, El abandono y la pasividad , el autor se centra en los objetos. Ellos son los protagonistas. Ellos discurren, se dejan erosionar por el tiempo en su estado de pasividad y decantación. Es este abandono el que nos habla de los personajes de manera indirecta: ni siquiera tienen nombre. Como los cuerpos cobran una dimensión también de objetos afectados por el tiempo, habitados por la misma caducidad, se refiere a ellos como “hombre”.

Una bocanada de luz se derramó en el cajón de la ropa de hombre; pero inmediatamente fue ahogada. La luz fue entonces sobre la ropa femenina, que mudó de continente: del cajón de la cómoda a la valija, sin la pulcritud sedosa que conoció recién planchada. Un viso, despreciado, quedó marchito y encogido sobre la cama. La malla enteriza perdió la compañía de las dos piezas bikinis.

Colocar el foco en los objetos brinda una sensación de observar fotografías. Además, utiliza, por momentos, oraciones cortas o enumeraciones lo que brinda velocidad a la lectura y favorece la sensación cinematográfica.

Observen cómo refiere a la salida de un hombre de la habitación. No es el hombre. Es la valija.

Cuando la puerta selló con ruido la salida de la valija, el vaso alto de agua al fin intacta permaneció haciendo peso sobre el papel escrito, asociado, en la explanada de la mesita, a la presencia vertical de un florero de flores artificiales, rojas con exceso, veteadas de un rosa tierno mal conjugado con el color furioso.

Incluso, algunos párrafos poseen una tonalidad lírica, efecto también producido por estar narrado en presente y por las metáforas.

La atmósfera quiere desprender su peso creciente sobre las cosas y es una amenaza de todos los días que no puede temerse.

Los dedos del muchacho apresan la ventana de guillotina y elevan el cristal.


Sobre Declinación y Ángel, publicada en 1958, diré que me costaron los primeros párrafos ya que no entendía de qué iba el tema, pero luego, fue como meterme en una película. El cuento trata sobre unas pocas horas en la vida de varias familias y cómo los conflictos cotidianos cruzan entre ellas: la falta de agua, un niño que busca jugar y es curioso, un marido que llega tarde.  


Me ha gustado mucho su estilo de escritura. Es todo un aprendizaje leerlo porque utiliza las palabras justas. Muy recomendado para observar cómo se puede pulir un texto hasta lograr decir con la menor cantidad de palabras posibles y con las palabras exactas.
Según Martín Kohan, en el prólogo, en la escritura de Di Benedetto  “hay un secreto que se quiere revelar”, una sensación de que algo va a suceder, como si las cosas, los objetos y los cuerpos sufrieran de manera continua una marcha o un movimiento producto del azar en esa marea que es el tiempo.
Declinación y Ángel
Imagen editada por mí y es de Google Maps: Pripyat
Sobre su manera de escribir, en una entrevista el auto dijo: “Mi método de trabajo consiste en pensar un párrafo, descomponerlo en frases y, luego, repitiéndolas en voz alta para percibir la cadencia que les he impuesto, corregirlas para que tengan una adecuada sonoridad, pensando cómo le van a resultar al lector”. Y sobre el tema de la sonoridad: “A veces trato de establecer una prolongada melodía. Como la melodía central de la composición armónica. Otras veces, no, pero siempre me esmero para que las frases y las oraciones tengan una construcción armónica y, si es posible, con cadencia.
Además, también explica que la idea de escribir este cuento que del que estamos hablando partió de un desafío para Ernesto Sábato: probarle que es posible arte sin drama humano. Cuando le envió el cuento, Sábato le respondió que la excepción confirma la regla.


CONCLUSIÓN
Creo que hay que leer a Di Benedetto para experimentar un tipo de narrativa diferente, donde las personas son a partir de la acción de sus cuerpos con los demás cuerpos y con los objetos, incluso hasta la fragmentación de todos ellos: la mano de una mujer, el parabrisas de un auto, los zapatos de un hombre; como en un caleidoscopio, se juntan y se separan, de manera que el movimiento de una parte posibilita el movimiento de otra. Una mano mueve una taza, una taza que mueve el líquido, un líquido que mueve unas migas flotantes.

Declinación y Ángel
La imagen ha sido editada por mí y es de Pixabay

Su estilo, además, es un ejemplo de escritura con palabras exactas, precisas, casi líricas.
Cierro, a manera de ejemplo,  con un párrafo que marqué en el libro porque me gustó la forma de describir el viaje de una persona en su auto.

La luz del farol callejero da contra el parabrisas del autor en marcha y es como un puado de fuego frío que chocara el vidrio. Pero el coche arrolla la ilusión y revive su presencia de bulto oscuro y deslizante, tocado aquí y allá por algunos reflejos que luces fugaces prenden por un instante en los vidrios y en el metal de la carrocería.

 Besos y buena lectura...

Nota

La entrevista completa a Di Bendetto se puede leer aquí

2 comentarios:

  1. Hola! Se ve una lectura intensa en todos los sentidos. No lo descartamos aunque sería para más adelante.
    Un beso

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  2. hola! segun el boton ya te seguimos, maravilloso! pensamos que no y vinimos atraida por tus reseñas que nos gustaron mucho!asi que nos quedaremos por aqui sobrevolando y compartiendo tus reseñas,y te esperamos en la Morada del buho lector!!!! saludosbuhos

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