La novela Baal Babilonia (1977) de Fernando Arrabal, editada por Cupsa Editorial, narra una serie de
memorias de inspiración autobiográficas.
Sin un orden temporal, tal cual uno articula los recuerdos, de un capítulo
corto a otro, nos metemos en la infancia y los traumas del protagonista. La
lectura se presenta como un diálogo
íntimo entre él y su madre alrededor de un suceso que marcó a la familia: la
ideología del padre en contraposición al régimen de Franco. Este suceso me permitió contextualizar la época
entre fines de la década del 30 y el 40, en España.
En la
novela se menciona a Melilla, norte de África (antiguo Marruecos español),
Villa Ramiro, donde se muda cuando cumple 3 años. También al Estrecho de
Gibraltar y a Madrid, donde reside a partir de los 8 años.
Como eje que
articula toda la obra está la mirada omnipresente de Dios a través de los ritos
y culto del catolicismo, desde la flagelación, las peregrinaciones y los rezos
cotidianos. El castigo, tanto civil, presente en los
fusilamientos, como religiosos, penitencias y encierros, también conducen al
protagonista a construirse en el antagonismo de la rebelión o la docilidad,
aceptar el mandato materno o seguir los pasos del padre. Incluso del castigo
aparece en el título: Baal Babilonia refiere al castigo de Baal en ese lugar,
lo dice la misma madre.
La lectura es ágil y amena, aunque no es una novela típica
ordenada en una trama accesible. Creo que este es el motivo porque algunos
lectores no comprendieron de qué iba la novela. En mi caso, la entendí como una narración que copia la manera en que se
nos presentan los recuerdos, como un aluvión de fragmentos con unos pocos
hilos que los atan. El autor salta del recuerdo del rezo del rosario a la Virgen , a la voz de la
madre, la muerte de la abuela, un castillo, la pipa del padre, los toros. Ya
entrada en la lectura, descubrimos el motivo que disparó esas memorias.
Está
narrada desde la óptica de un niño, pero sin caer en una mirada ingenua.
Me lo explicaste todo muy bien, mamá, y yo te dije, mamá, que sí. Me dijiste, mamá, que el uniforme es muy bonito, mamá, y que las chicas se enamoran siempre de los cadetes, mamá, y que sería el honor de la familia, mamá. Yo, mamá, te dije que sí, mamá. Y tú, mamá, me besaste.
Recomiendo
la lectura del prólogo de A. Berenguer luego que se termina de leer la obra ya
que explica aspectos que son interesantes para completar nuestra experiencia
como lectores, pero no sin haber iniciado la lectura. Por ejemplo, pude ubicar
la novela en la corriente conocida como
“pánica”, no de pánico, como me pareció entender al comienzo, sino de Pan,
la deidad griega, dios de la fertilidad y la sexualidad del varón, venerado por
los pastores. Esta corriente pánica fue fundada
por Arrabal junto a Alejandro Jodorowsky y Roland Topor. El texto de
Berenguer nos ayuda entender la novela en este contexto.
Para entender la novela, es recomendable leer sobre la vida del autor. Fernando Arrabal
nació en Melilla. Es hijo de un
oficial del ejército. En esa misma ciudad, su padre fue arrestado por temas
políticos y luego trasladado a otras ciudades hasta terminar preso en Burgos.
Fernando se muda a la ciudad de sus abuelos, Ciudad Rodrigo, que en la novela es mencionada como Villa Ramiro,
sitio del cual conserva muchos recuerdos. Quizás la Puerta del Sol que menciona
en Villa Ramiro sea la Puerta
del Conde de Ciudad Rodrigo. Me enamoré de esta ciudad a través de la vista de Street View, tan histórica y con tantas
construcciones antiguas.
Plaza Mayor (editada de StreetView Google) |
Puerta del Conde en Ciudad Rodrigo (editada de Street View Google) |
Como otras obras del autor, primero surgieron como novela
y luego la llevó al cine. Escribió Baal
Babilonia entre 1951 a
1958. Bajo el nombre Viva la muerte Fernando
Arrabal la dirigió en el en el año
1971. Esta novela es la primera del autor y me quedé con ganas de leer más de
él.
Disfruté del estilo
de escritura, directo y sin metáforas. Avanzando, a veces, con repeticiones
que le otorgan musicalidad al texto y, además, nos habla de las obsesiones o recuerdos que golpean todo el tiempo en
nuestra memoria, como golpes de olas o de martillos.
Cuando ya no quedaban amapolas, no podía recogerlas de los campos. No podía recogerlas y formar con ellas un ramillete. Cuando ya no había más amapolas en los campos de Villa Ramiro, no podía reunir unas cuantas en un ramillete. Un ramillete de amapolas al que unía un poco de verde para que hiciera más bonito. Pero en invierno ya no había amapolas en los campos de Villa Ramiro. Ya no había amapolas rojas sobre los campos amarillos de trigo o sobre las praderas verdes de hierba.
Besos y buenas lecturas!!
Me gustó mucho lo que escribiste. Acabo de terminar la novela y me quedé sin tener en claro muchas cosas. Con tu aporte, empiezo a vislumbrar un poco más... Leeré el prólogo que recomendás. No me fascinó la novela (no me parece una joyita, tampoco lo decís vos). Tal vez me falta conocer las obras más conocidas de Arrabal para poder captar esta obra temprana suya...
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