Tenía muchas ganas de leer esta novela para acercarme a
otro tipo de escritura, la llamada Alt
lit (literatura alternativa). Igual, no soy de guiarme por los rótulos y
menos por las puntuaciones ajenas, si hiciera esto último, quizás no me hubiera
animado a leer esta novela o la hubiera dejado como opción 300 en mi lista
interminable de pendientes de lectura.
Gracias a
que me prestaron el libro, pude leerlo en un día, ya que es una novela corta
que me atrapó desde la primera página y no podía dejarla.
Admiro la imaginación desbordante del autor
que nos sumerge en los habitantes de la
Buenos Aires tan de hoy, mitad metidos en la realidad
plana de instagram, mitad hablando con sus amigos del “face”. No pude evitar
sentirme identificada.
Te quiero / J. P. Zooey / 2016 / Editorial Sigilo / Buenos Aires / 128 páginas
Buenos Aires, hoy. Bonnie estudia Diseño de Indumentaria y trabaja en un lavadero. Clyde es becario y escritor. Se conocieron por chat, un tiempo antes de que comenzara esta novela, pero la primera cita es en una pizzería de Palermo. Son tal para cual: mientras para ella la realidad nunca está a la altura de sus fantasías, él sueña con escribir un cuento sobre realidad aumentada. Viven solos, están hiperconectados y parecen tan dispuestos a enamorarse como asustados de su propia fragilidad.Te quiero narra las aventuras amorosas y delictivas de Bonnie y Clyde, una pareja de jóvenes capaces de enternecer al lector en un momento y de exasperarlo al siguiente. Fascinado con sus criaturas, J. P. Zooey sigue de cerca sus vidas, sus impulsos, sus disparates, y los pone a dar vueltas por una ciudad que acaso se parezca demasiado a sus paisajes mentales como para tolerarla.Lúcido, sentimental, gracioso pero nunca cínico, J. P. Zooey sorprende una vez más con una novela vertiginosa e hipnótica que se disfraza de comedia romántica para contar las perplejidades de una generación y los modos en que gozan y padecen la intimidad, la tecnología, la política, el consumo, la relación con los otros y consigo mismos.
MI LECTURA
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En las primeras
páginas creí que la novela trataba sobre reescribir la historia de un clásico,
Bonnie y Clyde, pero
en otro tiempo y lugar, como es común con los personajes de cómic, tipo de
apuesta que ya leí en Kryptonita. Luego, a medida que llegaba hacia la mitad de
la novela, no podía dejar de pensar en las críticas negativas que recibió en Goodreads, por ejemplo, para terminar
creyendo que, o bien entendieron la novela de otra manera, o bien yo no la
estaba comprendiendo. Fue como si estuviera ante otra obra. Ya el autor dice en
una entrevista que existen muchos caminos de lectura que dependen del lector.
La novela arranca con los personajes principales: Bonnie y
Clyde, una pareja de jóvenes porteños que discuten sobre las pizzas y otras banalidades
contemporáneas como hacer un arma de muzarrella, esas charlas sin sentido que
uno tiene con sus amigos en un cafecito de Buenos Aires cuando pasás de la
queja a decir “cualquier huevo” y a reírte de las pavadas que leíste por las
redes. Lo que llamo el pensamiento “mémico”.
Me interesó la forma de narrar desde la
tercera persona, sin diálogos, pero apelando al discurso de “él dijo”,
“ella dijo”. Lo que expresaban era delirante y excéntrico, lo cual me atraía
aún más.
Clyde es un escritor apolítico becado por el Estado para escribir cuentos; vive solo
en Villa Crespo, Buenos Aires. Su novia, Bonnie,
trabaja en un Laverrap (lavadero automático de ropa) y estudia diseño de indumentaria en la Universidad de Buenos
Aires. Hablan a diario por chat, recorren Buenos Aires, planean robos, inventan
actividades fuera de lo común y se encuentran en sus departamentos, manteniendo
un tiro y afloje, una distancia dada por el espacio de verse y despedirse, y
por la duda continua de Clyde al estilo “me quiere o no”, “se aburre conmigo o
no”.
Ellos son los nuevos habitantes de una
ciudad cada vez menos real y más virtual. Son hipsters, veganos, pesimistas,
fabularios, urbanos, nostálgicos de la Naturaleza y amantes de naturalezas muertas,
ateos, pendularios, irónicos, livianos, muy livianos, etéreos, inconmovibles
ante ciertos sufrimientos humanos e hipersensibles ante el sufrimiento expuesto
en la virtualidad sobre seres no humanos, por lo tanto, paradójicos. En la
novela aparece un contrapunto entre ella y él, lo que dice uno impacta en lo
que dice el otro, se anulan o se amplifican, pero no pasan desapercibidos entre
sí.
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Otra cuestión que me llegaba a la mente, en tanto avanzaba
en la lectura, era la frase “el mal de
la banalidad”, la inversión del concepto ya célebre de Arendt: “la
banalidad del mal”. El mal de la banalidad aparece en el libro de Marie Moutier
sobre cartas que los soldados alemanes enviaban a sus seres queridos durante la Segunda Guerra Mundial. En esas
cartas, en medio de un campo de concentración, los soldados se preocupan por la
comida o por comprar una baratija. Entonces, la autora concluye sobre el mal
que nos hace la banalidad que nos excluye como actores de las tragedias, como
partícipes y constructores de las mismas. En este sentido, la novela muestra la banalidad contemporánea de dos personas
enfrascadas en conseguir que una berenjena se parezca a una persona, construir
un arma a partir de un queso, de ponerse una careta de gato, de hacer una
muralla de rasti. Hasta la escritura se torna una actividad banal, un espacio
de escapismo. En este sentido, Clyde es un escritor que busca su historia, que
no está seguro de sí mismo y debe preguntar a los demás: a su hermano, a su
director de beca y a su novia.
Este cuento que
desea escribir permanece inconcluso y se reescribe a la par que avanza la historia
y que se presentan indicios de esa otra temática subyacente.
El cuento de Clyde trata sobre un hombre que habita en una ciudad del
futuro y se ofrece para trabajar en una experiencia de vivir conectado a una
tecnología que le permite mezclar personas y escenas reales con la de una realidad
virtual (Google Glass). De esta
manera, la novela es como una mamushka,
una narración con una narración dentro, con otra narración.
Algunos
aspectos positivos:
►Forma
de narrar las relaciones sexuales. Cortas, casi elididas y sin clichés. Se
agradece muchísimo ya que parece que lo posmo
va de la mano del sexo gore.
►Recorrido por las calles de Buenos Aires de manera
que se puede seguir el itinerario, adentrarse en las costumbres y ritos de otra
ciudad. Quizás esto se lo menos delirante o imaginario, este anclaje en lo
geográfico es real. Recordé el auge de los estudios urbanos en ciencias
sociales sobre el tránsito y el viaje, toda esa vida que discurre arriba de un
transporte público. Ese espacio no había sido foco de estudio.
Cuando llegué a la mitad de la novela, era yo quien
dudaba. Seguía guiándome, mal lo mío, por las críticas leídas sobre de qué
trataba. Pero se me aparecía otra novela, otro tema, y me decía: “La novela está
genial”. Y comencé a buscar indicios de ese otro tema que aparece y que, según
mi lectura, brinda un giro total a la historia y transforma esa novela
postmoderna y “que no va a ningún lado” en una novela genial. Y lo tengo que
decir, así que lo que sigue luego de la conclusión es un terrible spoiler.
CONCLUSIÓN
Una novela que será en unos años un documento sobre el
vivir o el sobrevivir en una ciudad hiperpoblada de seres desolados. Ya estoy
buscando para comprarme Electrocutados,
ya que me encantó la forma de escribir de Zooey.
Te quiero es una novela para adentrarse en la construcción de la subjetividad
contemporánea en una gran ciudad donde los seres viven entre dos realidades, la
imaginada en las redes sociales y la real, pero desean vivir en la primera.
Algún día esa realidad imaginada se
volverá tan insoportable como la concreta y geográfica, no digo real porque la
virtual también es real, y ellos deberán inventar una tercera o volver a
reconstruir la geográfica.
Besos y buenas lecturas!
Para quienes deseen leer más, sigo con el
SPOILERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Como dije antes, a mitad de la novela comencé a leer
ciertos indicios sobre el estado mental del protagonista, Clyde. Aparecen
situaciones de desgranamiento de la realidad, situaciones que se repiten, lo
que antes era excentricidad de un personaje (Moe! Vestido con disfraces) se
tornan indicios de la psicosis del protagonista. Ahí la historia se me
transformó de una novela posmoderna
al drama de un hombre que sufre una patología en una sociedad que, como el
espejo de su mente, también se construye como patológica. Quizás mi lectura fue
posible debido a que he conocido a “psicóticos” temiendo ser yo la que le hace
decir a la novela lo que no dice. Ahora, yo también dudo. ¿Soy el reflejo del
protagonista?
La novela
está narrada en tercera persona, pero el narrador está dentro de la cabeza de
Clyde. No sabe qué siente o piensa Bonnie, por ejemplo. Seguimos la mente de
Clyde y vemos lo que él ve. Luego, a pesar de ser una ciudad hiperpoblada, los
demás no existen o son transeúntes, muñecos que se mueven en el telón de fondo,
como me imagino yo la realidad, ese telón que incluye los sucesos que no
podemos manipular. Los demás son “gente” que no registra en particularidades,
no los describe, sino que pasan, están ahí. A nivel intermedio existe ese
hombre que lo persigue y que transita toda la novela como un anónimo vestido de
pañuelo árabe.
Los personajes poseen elementos
del protagonista:
►Bonnie es idéntica a él. Es tan excéntrica (¿sicótica?) como él, delirante, fuera de
lo común. Ambos planean robos, al fin y al cabo son Bonnie and Clyde, hacen el
amor, recorren las calles y planifican actividades y salidas. Pero ¿ella es
real?
►Su hermano, Gordo Marxxx (nombre híbrido entre Groucho
Marx y xxx del porno), vive eternamente
en una librería. Ni bien Clyde llega, su hermano corta una comunicación donde
habla con alguien sobre comida. Se repite la misma escena cada vez que él
llega. Con su hermano discute sobre literatura y las ideas para su cuento. Pero
¿su hermano es real?
► Clyde visita a su director de beca quien lo recibe disfrazado.
Él se llama Moe! (¿Dueño de la taberna de The Simpsons?). Clyde lo visita para informarle
sobre el cuento, el desarrollo de las ideas: desde la realidad aumentada,
virtual, hasta sobre un hombre sicótico que es contratado porque su imaginación
fuera de lo común ayuda al aporte de imágenes para ese emprendimiento
tecnológico.
En una de
estas visitas es cuando aparece, ya totalmente explícito, que ellos no son
reales. Primero, Moe! le dice que quizás en el futuro las personas no quieran
hablar con quien no existe sino con alguien real. El tema de la novela entonces
pasa de unos jóvenes rebeldes y enamorados, a la patología de un hombre sicótico,
conectado a un mundo virtual que genera una especie de psicosis social, si vale
el concepto, con toda esa gente imaginada y virtual que cree real, que se hunde
en otro mundo confunso, de límites movibles y transitorios. Él ya no sabe si lo
que ve es la realidad concreta y geográfica, la realidad virtual o su
patología. Esta idea podría leerse dentro del proceso de medicalización de la
vida, del auge de la ciencia médica en crear patologías y seres “patológicos”
que se presentan como “soy bipolar”, “soy border”, y la nueva, “soy asperger”. Entendida
así, la novela es genial, como me decía a medida que me acercaba al último
tramo.
Moe! ya
le dice en la última visita que “la novia de Clyde, su hermano y hasta Moe!
podrían ser inexistentes del jugador de Clyde”. No dice “la novia de Walt”
(creo que el personaje del cuento de Clyde se llamaba así), dice “de Clyde”. Pero
un escritor o literato no confundiría nunca un personaje con el autor. Moe!,
una creación de él, se lo dice a sí mismo. Clyde entiende que forma parte de la
psicosis. Incluso, se lo repite cuando sale de esta visita: “Tal vez todos sus
seres queridos eran inexistentes”, “Debo tener una gran fuerza interior para
estar soportando todo esto”.
Otros indicios sobre esta idea de la psicosis del
protagonista:
►Toma
pastillas de manera constante.
►Sangra
su oído. El sangrado aparece en el “brote sicótico”. Incluso, no le encuentran enfermedad
cuando visita al médico y es sometido a estudios. Bonnie, su otro yo, lo
impulsa a ir al médico; le recuerda que debe asistir.
Cuando conocí a un “sicótico”, él decía que sus manos eran
enormes porque se le habían inflado. La familia sabía que él comenzaba con una
crisis cuando hablaba de sus manos que eran “manotas” y que ahora no podía
comer. Además, entre los personajes de su imaginación y creados por su “patología”,
apareció una vez un hombre misterioso que él no sabía quien era pero que solicitaba
que lo sacaran de la casa porque era un extraño y no entendía por qué los demás
no lo echaban. Terrible el sufrimiento de vivir en otra realidad. Este hombre
anónimo, en el caso de la novela, es el misterioso del pañuelo árabe, que Clyde
no sabe quién es pero que aparece y desaparece.
Otra persona “psicótica” una vez dijo que no podía dormir
porque un “verdulero y su esposa duermen en mi cama y les digo que se vayan
pero ellos no se van”. Esta persona pasó días sin dormir porque su casa “estaba
tomada o invadida por extraños”.
►Algunos
lectores criticaron que el protagonista enumerase marcas de productos, ejemplo,
Coca cola, Palmolive. A mí no me
molestó sino que lo interpreté como una estrategia de Clyde para conectar con
la realidad. En terapia suelen ofrecer este tipo de estrategias para que la
persona se ancle en la realidad, se tranquilicen y se concentren; estos son ejercicios
terapéuticos de enumerar o nombrar o recordar sucesos o cosas.
Entonces, lo digo acá por el spoiler, la novela trata sobre la
mente de un sicótico en una sociedad patologizada que vive en un mundo donde la
fantasía y la realidad se confunden y se construyen mutuamente. La novela,
según mi lectura, expone sobre la mente
de un hombre enfermo que se adentra cada vez más en su psicosis. No
recuerdo dónde leí que decía que nuestra sociedad es una sociedad
esquizofrénica habitada por esquizofrénicos.
Clyde no
es un becario, quizás no es ni escritor sino que el cuento de ese personaje al
que se le mezclan la realidad, la fantasía y la patología es él mismo. Es un
cuento que se cuenta a sí mismo para entenderse. No trabaja, sino que vive de
lo que puede robar. Por eso dice que “tenía mucho dinero”. Difícilmente un
becario del Estado al que le pagan para escribir tenga mucho dinero de manera
constante.
Para finalizar, más allá del drama del personaje central, quizás
el escritor que inventa mundos que termina sintiéndolos hasta reales, ¿no es también
un poco sicótico?
Buena!
ResponderEliminarLa verdad es que no tiene mala pinta pero dudo mucho que lo lea por el momento
Gracias por la reseña
🍂Te espero por el rincón de mis lecturas, un besote
Hola!
EliminarEste es uno de los libros que algunos aman y otros no. Creo que me inspiró a leerlo el hecho que algunos dijeran que no les había gustado. Nos leemos. Besos!
Holaaa
ResponderEliminarNo lo conocía pero has conseguido que me pique la curiosidad y por ello me lo llevo apuntado, creo que puedo disfrutarlo mucho
un besazo y muchas gracias por tu reseña ^^
Hola!!
EliminarDe nada y espero te guste y nos comentas. Besos!!!