Hola, ¿cómo han estado? Por aquí, como todos en el mundo, entre el encierro y el trabajo agotador. Leí poco, pero estos días extrañé mucho el espacio del blog y de leer sus espacios también, así que traigo una de mis últimas lecturas.
Leer
la novela de Gonçalo M. Tavares,
Un
hombre: Klaus Klump, fue una hermosa experiencia con la palabra. Es una
novela que pertenece a una serie, aunque se lee por separado. Pertenecen a la
serie: La máquina de Joseph Walser, Jerusalén y Aprender a rezar en la era de la técnica.
La
novela trata de la llegada de la guerra
a una ciudad pequeña. Lo primero que aparecen son los tanques. Joahan y Klaus son amantes. Joahan vive con su
madre que padece de algún problema mental. Luego, van apareciendo otros
personajes: una mujer que vive también con su hermano y su madre, algunos
soldados, un dueño de una tienda de instrumentos musicales, y otros.
Se
instala la guerra, y es uno de esos momentos cuando se descubren a las personas
en sus valores, más allá de lo que siempre han dicho sobre sí mismos. Se los ve
actuar ante la necesidad y el asombro de las bombas. Se descubre a los vecinos,
a sus padres. Lo triste de la guerra
también es darse cuenta de que uno no conocía a los demás, o lo que conocía de
los demás era toda esa apariencia civilizatoria.
La
ciudad podría ser cualquiera. Solo se menciona que hay fábricas y que hay
familias poderosas que pueden pasar a través de la guerra sin mucho
sufrimiento. Y también están los pobres y los niños, que son los que más
sufren. A pesar de que no se menciona ni tiempo ni lugar, me pareció que estaba
hablando de la época de la Segunda o la Primera Guerra Mundial porque no
aparecen ciertos adelantos tecnológicos.
El
protagonista, Klaus Klump, es editor y trabaja en una imprenta. Es un hombre
alto, proveniente de una familia rica, se opone a la guerra. Es un hombre de
una personalidad extraña, al menos me pareció.
Lo más destacable de la
novela es la escritura. El estilo del autor en esta
novela es de una prosa trabajada como un poema. El tiempo presente en que
discurre también nos acerca a la poesía, así como el trabajo palabra por
palabra, hasta que resta una prosa muy pulida y original. El tema con este tipo
de obras es que son cortas porque es complicado sostener este tipo de prosa en
mil páginas. Por lo tanto, no hay un gran desarrollo de los personajes y de los
sucesos. Trabaja sobre lo no dicho. Ya sabemos lo que sucede en las guerras. Eso no lo dice, lo da por sabido.
Pasó por la enfermería. Intentó mirar hacia dentro con atención. Por la noche los instrumentos que curan tienen los mismos contornos que los instrumentos que matan. Solo muy de cerca se advierte que cierta hoja cortante pertenece al mundo bueno de los objetos, si es que tal cosa existe. La técnica y la forma de cada cosa no son elementos con los que se pueda trabar amistad tranquilamente. Una hoja cortante tiene la maldad que posee su velocidad. Todo se reduce a una cuestión de velocidad, de aceleraciones. La hoja buena, si entra rápidamente, causará estragos en el cuerpo.
Una
parte me pareció interesante para comprender la forma en que construye su
escritura. “Las manos en los bolsillos de Klaus”. No dijo que Klaus tenía las
manos en los bolsillos. Esa fragmentación le permite concentrarse en algo que
pasa desapercibido. Entonces, mira las manos en los bolsillos y comienza una
mirada poética. Manos que son como muñones; manos, entre manos cortadas y no
cortadas; manos de un cuerpo que no lucha.
También
me gustó la musicalidad de la obra mediante repeticiones de palabras o de
frases. Justo terminé de leer otro autor que hace un juego similar: Thomas
Bernhard.
Los tanques entraban en la ciudad. El sonido militar entraba en la ciudad y la música tranquila se escondía en la ciudad. En la calle, alguien intentaba furiosamente vender los diarios. Los tanques entraban en la ciudad, las noticias se aceleraban sobre el papel.
Mira el frío, la tormenta allá fuera.
En
la novela la naturaleza es protagonista, una piedra, las manos, los labios, el
vidrio. El ojo del narrador salta de detalle en detalle y te muestra una
experiencia única, con una mirada reflexiva sobre los sucesos y las acciones.
Como
aspecto negativo puedo mencionar la imagen de la mujer. Me hubiera gustado un
personaje de una mujer que no sea un estereotipo: la madre abnegada, la miedosa
que es violada, la mujer fuerte que busca un marido poderoso, la prostituta.
Algunas
críticas negativas de otros lectores apuntan a que no entendieron la novela.
Creo que aquellos que gustan de la poesía van a disfrutar esta obra. Aquellos
que esperan una novela sobre la guerra y sus personajes, una novela con mucho
desarrollo, sentirán que algo falta.
Leer
esta obra fue una experiencia lectora única. Entre prosa poética y reflexión
filosófica, nos cuenta la historia de una ciudad alterada por la llegada de la
guerra. Cada uno busca sobrevivir, incluso los perros.
¡Hola! Acabo de dar con tu blog y me quedo por aquí.
ResponderEliminarNo conocía el libro pero me alegra mucho que te haya gustado.
¡Saludos!
Ahora tengo muchas ganas de leerlo, parece algo especial ❤
ResponderEliminar¡Hola, Karen!
ResponderEliminarNo conocía esta novela, ni he leído al autor, pero por lo que nos cuentas en tu reseña, no puedo evitar sentir cierta atracción por "Un hombre: Klaus Klump". Espero tener la oportunidad de leerla y que me guste tanto como a ti.
Muchas gracias por tu opinión, me quedo por acá leyéndote ;)
Un abrazo y feliz semana :)