miércoles, octubre 22, 2014

El libro del frío - Antonio Gamoneda


La naranja en tus manos, su resplandor, ¿es para siempre?
Cerca del agua y del cuchillo, ¿una naranja en la oquedad eterna?
Fruto de desaparición. Arde su exceso de realidad entre tus manos.



SINOPSIS EDITORIAL

Antonio Gamoneda se aproxima a los últimos bordes de la experiencia, allí donde la comprensión no alcanza, y la hace transitable, la puebla con alas de gavilán, robles musicales, frutos negros. El lector que entra en este paisaje no necesita descifrar cada símbolo como si fuera un número. Los enigmas de la poesía de Gamoneda son, por el contrario, los que ponen nombre a la realidad interiorizada del lector, cubriéndola de verdad y de conocimiento. Libro del frío se presenta como un viaje: comienza con la descripción de un territorio (Geórgicas), señala luego la necesidad de partir (El vigilante de la nieve), se detiene en el medio (Aún), busca amparo en la piedad del amor (Pavana impura) y alcanza el descanso (Sábado), la víspera de una desaparición que puede ser muerte blanca o principio de la serenidad. Frío de límites, los veinte poemas que se incorporan a Libro del frío, representa una ampliación del espacio que, en el libro, se abre a la contemplación de la inexistencia. Es la reunión de los últimos símbolos ante la luz de la desaparición.



EL AUTOR

Antonio Gamoneda es un escritor español nacido en Oviedo en 1931. Recibió numerosos premios entre ellos el Premio Cervantes en el año 2006. Ha escritor poesías, ensayos y relatos. Algunas de sus obras son: León de la mirada, El vigilante de la nieve, Lápidas. Para él, la poesía es el “arte de la memoria en la perspectiva de la muerte”. Su poética no es fácil de encasillar en una corriente ya que se aparta de los poetas de su generación.
         El Libro del frío aparece en el año 1992 pero recién en el 2000 aparece en su versión definitiva cuando el poeta agrega una sección al mismo 




MI LECTURA

No me resulta sencillo hablar de la experiencia de la lectura de un poemario. No es una obra narrativa con una trama y personajes sino que me sucede que el poema se me torna experiencia emotiva. Será por este motivo que es difícil volcar una sensación vivida a través de la palabra. Lo que sigue a continuación es mi interpretación y quizás no se corresponda con lo “leído” por otros.

         El poemario El libro del frío se convirtió en un recorrido virtual hacia la muerte. En la primera parte, me muestra el contexto de vida de esa voz poética, una vida en el campo, quizás un campesino, en una situación de pobreza.

Esta casa estuvo dedicada a la labranza y a la muerte.


Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia.


Luego, se traslada a un hospital a raíz de una infección donde comienza, en su delirio de enfermo que pronto morirá, a hablar sobre su internación y el frío. El frío está presente desde un primer momento como frío y oscuridad ante la luz de la vida; frío que se asocia a la nieve, a la noche, al invierno. Es la mutación de un paisaje hacia una planicie de nieve con un vigía y guía, quizás el médico.

Ah, la morfina en mi corazón: duermo con los ojos abiertos ante el territorio blanco abandonado por las palabras.


El proceso de la muerte está presente de manera simbólica, a través de elementos que aparecen y sensaciones como la pérdida paulatina de la identidad, la desaparición. La voz es la visión de un agonizante.

No hay esperanza. Es la certeza de la muerte. Y la muerte siempre sucediendo en soledad. A medida que leía me acordé lo que dijo un conocido:  uno se muere solo.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos abandonados por la esperanza.

A pesar de esta visión oscura, la mirada es poética y nunca cae en lo lacrimógeno. En el trayecto discurre una  lucidez que se evade, las sensaciones se anudan al láudano, el frío que repta y conquista el paisaje interior.
Se compara el estado del moribundo con la tristeza de las flores en la nieve, con la mirada de las reses en el matadero y su mansedumbre. No es una muerte inesperada, es la muerte en la ancianidad, la contemplación de aquello que muere como parte de un proceso natural.

Vi la serenidad en los ojos de las reses destinadas a los cuchillos industriales


         Un libro precioso que seguramente volveré a leer. 

VOZ DEL POETA

Escuchar un fragmento leído por el autor (click) que corresponde a versos de la primera parte del libro. 




VERSOS MARCADOS

Bajo las águilas silenciosas, la inmensidad carece de significado.

...pesan las flores sobre las maderas atormentadas por la lluvia.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos abandonados por la esperanza.

Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una rosa enferma, indecisa entre el perfume y la muerte.

Siento la suavidad de las palabras olvidadas.

la soledad de las palomas extraviadas en la eternidad.

Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.

Sábana negra en la misericordia: / tu lengua en un idioma ensangrentado.

ayer y hoy son ya el mismo día en mi corazón

Aún hay humedad en la ceniza que amas.




Fuentes: Dglab Cervantes Virtual / Foto de: leonoticias







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